¡Esa sonrisa brilla más que cualquier medalla, Negra! Caterine Ibargüen, sin parar de mostrar su belleza, ahora adorna su expresión con una medalla de plata.
La chica de Apartadó, que dejó todo en Colombia por dar el salto en Puerto Rico, emocionó a un país. La medalla de plata en el triple, con un último intento de infarto que por un centímetro (14.80 metros) cambió el color del metal, selló la alegría de una mujer tan entregada como sonriente.
“Cuando Cate está contenta, está bien. Ella no necesita estar seria, metida, callada, necesita estar feliz para que le vaya bien”, había dicho HernánAtehortúa, uno de los entrenadores que más la conoce en Antioquia. Y la Negra no dejó de reír.
Ni en el primer salto, cuando llegó a los 14.45; ni en el segundo, cuando pisó mal, o en el tercero, con el que se trepó a los 14.67. Ella nunca dejó de mostrar su sonrisa.
En la final no abandonó su alegría. Ni cuando la kazaja OlgaRypakova le quitó el primer lugar (14.98), ni cuando la ucraniana OlhaSaludaha (19.79) intentó robarle la plata. Siguió con su rutina de llamar al público a apoyarla y reírse después de cualquier intento. Menos en el último, en el que arrojó un puñado de arena y esperó el resultado. El 14.80 le dio la presea y, de nuevo, la sonrisa, junto a su entrenador UbaldoDuany. La medalla cayó 20 años y un día después de que lo lograra XimenaRestrepo en Barcelona-1992.
Hoy tiene motivos de sobra para estar feliz. “Le cumplí a Colombia, a la historia. Quería el oro, pero di lo que siempre había dicho, lo mejor de mí. Estoy feliz”.
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