El anuncio del Gobierno Nacional de que concluyeron las tareas de desminado en el municipio de San Francisco, oriente de Antioquia, tras seis años (2008-2014) de rastreos por parte de los grupos especializados del Ejército, constituye un alivio para la población civil.
Nos sumamos a las voces que celebran que esa localidad sea la tercera del país libre de sospechas de existencia de estos artefactos tan dañinos y que marcan para siempre las vidas de sus víctimas.
Saber que las minas ya no son un peligro está permitiendo que decenas de personas regresen sobre todo al área rural, donde se produjo un éxodo lamentable ante los riesgos. La situación de San Francisco llegó a tal punto que perdió cerca del 50 % de su población.
Ahora la gente podrá caminar por las veredas sin esa zozobra que sembraron años atrás los grupos armados ilegales.
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