Chefusiones, el álbum número 22 del Checo Acosta, llega cargado de alegría, de color, de tambores, de folclor y de mucho baile, características todas de uno de los cantantes de música tropical más importante y prolífico del país.
Pero, paradójicamente, esta nueva producción del Checo, el cantante nacido en Soledad, Atlántico, el hijo del gran Alci Acosta y uno de los artistas más alegres de la música colombiana, nació triste. Fue hace poco más de un año, luego de la muerte del Joe Arroyo, el 26 de julio de 2011. El deceso del Joe sorprendió al Checo Acosta en Medellín, un hecho que lo impactó bastante, pues fue precisamente con él con quien Acosta inició su vida artística, cantando los coros en su orquesta.
El Checo convirtió sus lágrimas en palabras y escribió Adiós Centurión, la cantó llorando despidiendo al Joe y poco después la convirtió en su homenaje personal a uno de sus maestros. "Es la única canción triste que he grabado en mi vida", precisa el Checo, pero fue el principio de un arduo año de trabajo, el tiempo que le llevó construir Chefusiones, su vigésimo segundo álbum en sus 24 años de carrera musical, esta vez para el sello Codiscos.
"El álbum arrancó triste, bien nostálgico, con lamentos y terminó con la recocha de la Chepuya y la Cheguaracha, allí hay una mezcla de emociones", explica el siempre sonriente Checo mientras cuenta los pormenores de su última creación. "Chefusiones es mi álbum número 22 en 24 años de carrera musical y tiene ingredientes muy importantes porque tengo muchos artistas invitados".
¿Cómo nace esta propuesta?
Esta propuesta es una fusión de géneros tradicionales como el merengue, la salsa, el reguetón, la champeta, la música brasilera, fusionados con lo que se hacer, que es folclor, y tengo mucho artistas invitados de la talla de Andy Montañez, en el género de la salsa, en el merengue Sergio Vargas, en la música urbana Dragón y Caballero, en la música tropical Juan Carlos Coronel y en el vallenato invité a Martín Elías con su acordeonero Juan Mario La Espriella".
Háblenos del video del lanzamiento de Chefusiones.
Tenemos un video bien chévere, dinámico, con mucho baile. Se llama la Chepuya. El género puya pertenece a un derivado de la música colombiana, se baila mucho en el carnaval de Barranquilla y se regó para toda la costa y para toda Colombia. Entonces, hicimos una puya inédita, le pusimos La chepuya, con mucho folclor, con mucho colorido, muchos tambores, pero por encima de todo de mucho baile.
¿Cómo hace para mantenerse vigente por más de dos décadas?
La idea de mantenerse no es fácil. Yo lo tengo por experiencia, se lo digo a mis colegas, a mis hijos, ahora que mi hija grabó, que lo importante no es salir y pegar sino mantenerse. El primer ingrediente, el secreto más importante es hacerle caso al público. Yo siempre estoy escuchando en la calle lo que me dice el maletero, el taxista, el que vende chicles, hay que recordar que la voz del pueblo es la voz de Dios. Y aparte de eso, hacer producciones de calidad porque la época lo amerita.
¿Cómo ve el panorama de la música actual?
Bueno, después de 29 años en la música y 24 años con mi propia orquesta, he aprendido a valorar las cosas. El panorama de la música ahora en el nivel de ventas está complicado y a nivel de producciones sale mucho artista, hay mucho talento, pero se está haciendo una música desechable. A lo que invito a mis colegas es a crear un estilo original. Lo importante es hacer buenas producciones, con bonita letra, buenos arreglos y tratar de dejar una huella.
¿Siempre tiene esa alegría y vitalidad cuando presenta un disco?
Sí, claro. Son 22 producciones, pero para mí es como si fuera la primera vez, la emoción es la misma o de pronto más. La gente se asombra cuando me ve porque estoy ya a puertas de cumplir 48 años, pero así como soy con mi música es mi forma de ser. Me dicen que me ven más delgado, más juvenil. Yo pienso que es la butifarra, buena energía, tener fe en Dios, alimentarse bien y la mamadera de gallo".
Pico y Placa Medellín
viernes
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