Martín Lota, conductor de una funeraria bogotana estacionó el vehículo fúnebre con un cadáver y se fue a beber cerveza a un motel vecino, mientras la familia del fallecido esperaba desconsolada en el cementerio.
Los familiares de Tito Vásquez, fallecido el sábado pasado, así como decenas de amigos, esperaron infructuosamente varias horas el domingo en el cementerio Campos de Cristo, en las afueras de Bogotá, para sepultarlo.
El cuerpo fue recogido por una carroza fúnebre para ser embalsamado y llevado a la sala de velación. El cadáver nunca apareció para el servicio y los familiares y la funeraria dieron la alerta a las autoridades para que resolvieran el extraño caso, del que se temía podía haber un tráfico de órganos.
Tito Vásquez no tuvo enemigos en vida, mucho menos ahora muerto, se decían sus familiares durante la espera en el cementerio, sin entender por qué no llegaba el cuerpo al camposanto.
La Policía informó el domingo por la noche que el cadáver de Tito Vásquez fue localizado en el coche fúnebre en el estacionamiento de un motel del barrio San Bernardo, en la zona sur de Bogotá.
Allí Martín Lota estacionó el vehículo con los restos de Tito Vásquez e ingresó al establecimiento El Imperio para beber cerveza y compartir con una amiga. Al despertar y darse cuenta del suceso trató de remediar la situación, pero el mal ya estaba hecho.
Representantes de la funeraria Campos de Cristo precisaron este lunes que el conductor es investigado por la Fiscalía y rechazaron su irrespeto e irresponsabilidad tanto para ellos como para los seres queridos del muerto.
Señalaron que el hombre no ha devuelto el carro fúnebre, ni ha dado explicaciones a la empresa.
Agregaron que el cuerpo de Tito Vásquez fue sometido de nuevo a una necropsia para descartar que se le hubieran robado órganos y darle tranquilidad a los deudos.
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