Los soldados y policías sirios que desertaron en lugar de disparar contra los manifestantes en una población del norte del país se quedaron para resistir una fuerte ofensiva del gobierno, dijo uno de los lugareños. Las fuerzas leales al régimen fueron atacadas este sábado por francotiradores cuando se aproximaban a la aldea.
Tanques y miles de soldados cortaron las carreteras de acceso a la aldea de Jisr al-Shughour en respuesta a los ataques de "grupos armados", según el gobierno, que mataron a más de 120 integrantes de las fuerzas de seguridad la semana pasada.
Los refugiados que llegaron a Turquía dijeron que cundió el caos ante el motín escenificado por las fuerzas gubernamentales y la policía, al que se sumó la población local.
El presidente Bashar Assad intenta aplastar un levantamiento iniciado hace casi tres meses contra los 40 años de gobierno escenificado por su familia. Los grupos defensores de los derechos humanos dijeron que más de 1.300 personas han muerto en la represión gubernamental.
Las fuerzas sirias respaldadas por tanques, helicópteros y vehículos blindados actúan en el área desde hace varios días, y no quedó claro por qué el ejército postergo el asalto final.
Los periodistas invitados a acompañar a los soldados en el norte, entre ellos un reportero de AP, fueron atacados a menos de dos kilómetros de Jisr al-Shughour, y el gobierno culpó a los francotiradores emplazados en las colinas cercanas. No hubo informes de bajas.
Los residentes y activistas indicaron que hubo intensos tiroteos en la aldea de Qarqouz, a unos 7 kilómetros (4 millas) de Jisr al-Shughour, después de ser ocupada por el ejército y las fuerzas de seguridad, aunque no fue facilitado el número de bajas.
La rara invitación al viaje gubernamental refleja la nueva estrategia del gobierno para desmentir las críticas y demostrar la existencia de bandas armadas. El gobierno negó el motín.
Las autoridades dijeron que realizaron varias detenciones y que mataron e hirieron a muchos de los hombres armados en torno a Jisr al-Shughour, una ciudad de unos 40.000 habitantes que había sido mayormente abandonada por los residentes, temerosos de los ataques gubernamentales.