"El festival es de jazz y uno, que es de salsa, se siente como mosquito en sopa". Dice Óscar D'León, a pesar de que la segunda parte del nombre de este certamen sea "y Músicas del Mundo".
Nacido en Caracas el 11 de julio de 1943 (recién ha cumplido 65 años) y bautizado como Óscar Emilio León Somoza, el Diablo de la Salsa cerrará el Festival Medellín de Jazz, el sábado próximo.
¿Qué recuerda de su infancia, en Caracas?
"Papá y mamá (Justo y Carmen Dionisia) ya murieron. De ellos aprendí el amor por la música. En mi casa se hacían fiestas que empezaban a una hora y no se sabía a qué horas terminarían. Mi mamá cantaba en esas fiestas. Por eso creo que el amor por la música me empezó desde el vientre. El que diga que le gusta algo ahora, no es cierto, es desde el vientre. Recuerdo también que unos tíos tocaban el tres y la guitarra. Hubo gran movimiento en la casa".
Antes de los 28 años, usted fue mecánico y taxista. ¿Qué rescata de esos oficios?
"Fui mecánico. Taxista también unos dos años y medio. Pude conocer muy bien Caracas. Esa realidad ya está muy lejana. Son dos bellos oficios. Ahora pienso que Óscar D'León no se puede quedar varado".
¿Fue difícil alternar esos oficios con la música?
"Alternarlos con la música no era lo difícil. Lo difícil era que uno no era conocido. He sido empírico y sigo siendo empírico. Así fui aprendiendo a tocar bajo, oyendo a la Sonora Matancera".
En su historia musical se lee que durante esos años, Óscar D'León era bajista y corista de la agrupación de la cervecería La Distinción. Reemplazó un día al vocalista y quedó con el puesto. Hasta que formó Dimensión Latina el 15 de marzo de 1972.
Su más grande éxito, Llorarás, es composición propia. ¿En ella se refiere a una vivencia personal?
"Faltaba una canción para completar un disco con Dimensión Latina. Yo dije: 'bueno, ahí tengo una cosita guardada desde hace tiempos'. La metimos de relleno y se convirtió en el clásico de Óscar D'León. Pero no, no la compuse por haber sido una experiencia mía. Esa canción, así como Detalles, Sigue tu camino y otras que he compuesto no se refieren a experiencias, sino que son situaciones imaginarias. Ni siquiera las hago pensando en filosofías".
¿De sus canciones, cuál prefiere sinceramente?
"¿La canción que más disfruto? Todas. Y van cambiando. Veo que a la gente le gusta y digo: esta canción es buena".
¿Por qué ha abandonado orquestas que usted mismo formó, como Dimensión Latina y La Crítica?
"Las orquestas siempre las he armado yo. Y también las desintegro. Porque soy una persona responsable y, bueno, más antes que hoy, los músicos han sido irresponsables. Confunden el trabajo con el bochinche y yo no soporto eso".
Óscar D'León siempre ha dicho que su mayor influencia es la música cubana. Piezas del cancionero isleño han sido interpretadas por él de manera singular, como Mata Siguaraya, Monta mi caballo, El manicero, Longina.
¿Sigue siendo así?
"La música cubana es la más influyente en mi vida. Sin menospreciar la colombiana. Incluyo en mi repertorio La piragua, La cumbia sampuesana, La pollera colorá..."
Antes de dedicarse profesionalmente a la música, Óscar D'León estudió topografía. Nunca la ha ejercido. Tal vez le ayude a tantear el terreno que pisa.
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