Se viene el principio del año escolar y hay que retomar la rutina madrugadora. Si usted es estudiante, pues es mejor que empiece a prepararse psicológica y físicamente para el retorno a clase y aliste bien todo, para que no le pase lo mismo que a estos personajes.
Felipe Guarín, a sus 30 años, no se le olvida su primer día de clase de bachillerato.
Venía de otro colegio, donde no usaban uniforme, donde eran pocos en el salón y donde lo conocía todo el mundo.
"En el nuevo colegio estaba solo, llegué con el uniforme de educación física cuando todos llevaban el de diario y no supe ubicarme cuando me dijeron vaya al patio-salón".
Su sugerencia: ir a los colegios antes, leer bien las circulares que entregan a los padres de familia y preguntar.
"El mundo es de los despiertos y yo no lo era a los 11 años, así que esa primera semana fue casi que un infierno académico", cuenta ahora, entre risas.
Tampoco es necesario estrenar todo el primer día. "Me fui con la maleta llena, con todos los útiles y terminé cargando un peso innecesario porque no tuvimos ni una clase", agrega.
Sandra Martínez, hoy psicóloga, ayer estudiante despistada de primaria, recuerda que el primer día de cuarto de primaria se metió al salón equivocado.
"En vacaciones cambiaron los salones, que siempre eran los mismos para cada grado, así que llegué corriendo y me metí a un salón de niños más pequeños y solo me di cuenta cuando me senté".
Su consejo: revisen los despertadores y pónganlos a funcionar, préndanlos y pruébenlos "para que inicien el año escolar puntuales".
Claro que si de afanes se trata, nadie le gana a la historia del ingeniero José Hernández: "Con eso de que uno se tiene que levantar en la madrugada, cuando aún es de noche, pues nos cogió la tarde y mi mamá me sacó a las carreras para llevarme al colegio... Cuando me bajé del carro me di cuenta que tenía en un pie un tenis blanco y en el otro un tenis negro. Se rieron de mí el resto del bachillerato". La lección fue clara: organizar el uniforme desde el día anterior.
Para los primíparos
Temerles a las primiparadas en la universidad debería ser la preocupación menor de quienes inician sus carreras, si no conocer la universidad.
"Es importante ir a las inducciones, pueden parecer absurdas, pero te ayuda a ubicarte, a saber dónde están los salones, cómo es el proceso de las fotocopias, cómo funciona la biblioteca y esas cosas que a uno no se le ocurren sino hasta que las necesita y no sabe qué hacer. Incluso, para identificar el nombre de las cafeterías", sugiere Guarín.
Hay que ir a la universidad, recorrerla, para no meterse al salón equivocado, revisar bien el horario de clases y hasta preguntar por los profesores, para saber qué esperar de las clases. "Y, aunque las primiparadas no son tan comunes ahora, estar alerta por si las moscas, para que no te manden, por ejemplo, a un bloque inexistente", sugiere Sandra.
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