Novak Djokovic tiene la oportunidad de llegar a donde ningún hombre lo ha hecho: el Grand Slam de oro.
Este invento, que como los fenómenos astrofísicos no pasa todos los años, es la unión de los cuatro torneos más importantes del tenis (Australia, Roland Garros, Wimbledon y US Open), con la competencia masculina de los Juegos Olímpicos. Y esta campaña, de tempranero dominio del serbio, coincide con las justas de Londres.
"Este año estoy priorizando los torneos del Grand Slam, como todos los años, y los Juegos Olímpicos. Creo que ese es uno de mis objetivos más altos", declaró Novak a los periodistas en Melbourne tras haberse convertido en el quinto tenista que gana tres de esos trofeos de manera consecutiva.
Hasta ahora, ningún hombre ha podido hacer esa proeza. Solo la alemana Steffi Graf, en 1988, pudo encadenar las cinco victorias, siendo el caso aparte en el mundo del tenis. Y aunque Andre Agassi y Rafael Nadal tienen los cinco títulos en su vidriera, ninguno los ha podido levantar en la misma temporada.
Es más, la ausencia del oro no es garantía de accesibilidad. Hace 43 años que un hombre no logra hilar las cuatro coronas en el mismo año, siendo el último el australiano Rod Laver, el veterano de traje que entregó los trofeos en Melbourne hace dos días, y que los ganó en 1969 cuando aún no existía el ranquin profesional.
Pero con Nole, la ilusión parece aparecer. La evolución de su juego, su fortaleza físico y su poderío mental lo ponen en carrera para el trono en París, único que no ha logrado y torneo del que no conoce ni siquiera las finales.
"Es cierto que estos son tiempos diferentes y el tenis actual es más competitivo y de más desgaste físico", añadió el serbio, quien celebró poco después de su título ante Nadal, pues el cuerpo no le daba. "Eso hace que el desafío sea más complicado. Pero todo es posible".
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