Aplauso, grito, aplauso. Pa, pa, pa...pa, pa. El ritmo lo llevan en la sangre, y lo hacen saber en todo Medellín. Dominó viene con la calentura del Caribe.
Llegan de la playa, de esa Santo Domingo que evocan los merengues y las salsas de las Antillas. Tienen cadencia al hablar, con esas erres que se confunden con las eles, y que transportan a los días de sol en los rostros y arena blanca en los pies.
"Hacemos un torneo al año en la playa, es divertido y competitivo. Y sí, el próximo año lo haremos en una playa cerca a Punta Cana", explica el capitán, Kenji Kasahara López, uno que tiene la combinación rara entre la sangre caliente del Caribe y los rasgos alargados del Oriente lejano.
De padre japonés que llegó a la isla tras la segunda Guerra Mundial, Kenji ha sido el encargado de liderar un deporte que en el Caribe poco tiene que hacer contra el béisbol: el ultimate.
"Somos un equipo bastante joven, que empezó por iniciativa de varios compañeros del mismo colegio. Ya fuimos al Mundial de Vancouver, Canadá de 2007, y esta vez aceptamos la invitación de Medellín para jugar el torneo", reitera Kasahara, número 9 de su equipo, que tiene camisetas desde la 1, de Jorge Rodríguez, hasta la 99, de Manuel Arciniega, todas con la forma de una ficha de dominó.
Precisamente, el nombre salió de intercalar palabras entre Dominicana y ese juego de los veteranos, vestidos de camisas vaporosas que pululan en las ciudades de la costa, desde la colombiana hasta la quisqueyana.
En Medellín no han visto los mejores resultados. De los cinco partidos jugados hasta el mediodía de ayer, todos habían sido saldados con derrotas, algo que también le sucedió a la delegación de Argentina. Pero ellos, con su alegría que llama a la rumba y la fiesta, están tranquilos. "Venimos a aprender y a seguir con el proceso de crecimiento. ¡Y quién se puede quejar en una ciudad de mujeres tan bellas!".
Pico y Placa Medellín
viernes
3 y 4
3 y 4
