Doña Carolina Isakson de Barco falleció en Bogotá rodeada de su familia, discretamente, alejada de cualquier figuración pública. Luego del fallecimiento de su esposo, el Presidente Virgilio Barco, en 1997, doña Carolina no aparecía mucho en eventos sociales o políticos.
Como Primera Dama de la Nación (1986-1990), doña Carolina no dio una sola nota en falso. No dio pie, jamás, a ningún comentario destemplado o a queja alguna sobre su comportamiento, siempre impecable y distinguido.
Si bien no tuvo afanes de protagonismo, su apoyo a los programas de Jardines Infantiles y Madres Comunitarias puso a Bienestar Familiar como ejemplo en el país.
Siempre hubo por ella gran respeto y consideración. Ajena a las intrigas o a intervenciones no solicitadas en asuntos de gobierno, se ajustó al papel institucional de acompañar a su marido, con decoro y señorío.
Pico y Placa Medellín
viernes
0 y 6
0 y 6