Activistas del movimiento ecologista ruso El Siglo Verde depositaron este miércoles flores frente a la Embajada de Dinamarca en Moscú para recordar a una jirafa sacrificada el pasado domingo 9 de febrero en el zoológico de Copenhague.
"Consideramos que la actitud hacia los animales es un indicador del nivel de desarrollo del pueblo. Un sacrificio público de un animal de un zoológico es una vergüenza para una sociedad del siglo XXI", dice el comunicado de la ONG.
Los ecologistas protestaban así por el sacrificio y posterior desuello de la jirafa Marius, de dos años, con el fin, según la administración del zoológico, de evitar futuros problemas de consanguinidad.
El animal fue desollado en presencia de decenas de niños que visitaban el zoológico, como se puede apreciar en las impactantes fotos del acto difundidas en Internet.
Los activistas colocaron flores y jirafas de peluche en la verja de la misión danesa, en el centro de Moscú, "para simbolizar la crueldad humana sin sentido que se esconde detrás de los discursos sobre la civilización y el humanismo", según la nota.
Las imágenes del desuello del animal causaron la indignación de miles de blogueros rusos, que además denunciaron la indiferencia de las autoridades danesas ante otra manifestación de crueldad en Dinamarca, como lo es la tradicional matanza de delfines en las zonas costeras de las islas danesas de Feroe.
Sin embargo, la dirección del zoológico ha defendido que Marius debía ser sacrificada porque el objetivo del lugar es asegurarse que los mejores genes pasan a las generaciones venideras, preservándose así a largo plazo la supervivencia de las especies que acogen.
El centro aseguró que sacrifica entre 20 y 30 animales al año para que las poblaciones que mantienen se conserven sanas.
De nada han servido las miles de firmas que han recogido varias peticiones populares online, las quejas de varias organizaciones no gubernamentales para la protección de los animales y las ofertas de otros zoológicos, que se mostraron dispuestos a acoger al animal que Copenhague prefería sacrificar.
El animal murió por un disparo de una pistola de perno, después de que se descartase el empleo de una inyección letal que hubiese contaminado su carne, ya que sus restos debían emplearse no sólo para investigación sino también para alimentar a los carnívoros.
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