¿Te acuerdas a qué jugabas cuando eras niño? Te gustaba dibujar, leer, escuchar historias, jugar con carros, vestir muñecas, cocinar o desarmar juguetes?
Conectarse con la infancia puede dar verdaderas pistas sobre la vocación, la misma que con el pasar de los años algunas veces se embolata por temores, prejuicios sociales, económicos o familiares.
Elegir la carrera que se va a estudiar es una decisión muy importante y debe tomarse con calma y a conciencia, porque de ella dependerá tu futuro. Lo primero que se puede hacer para aclarar las ideas es reflexionar sobre tus capacidades, gustos, habilidades, fortalezas y debilidades.
La idea es que intentes hacer un balance entre lo que te gusta y aquello para lo que eres bueno, aunque la mayoría de expertos coinciden en que lo primero siempre debe prevalecer. “Los jóvenes deben elegir primero algo que les guste porque cuando uno siente pasión vence los obstáculos que aparecen en la consecución de esa meta. No pasa lo mismo en el caso contrario, si a uno no le apasiona algo, por más que tenga habilidades termina renunciando o cuestionándose”, explicó María Leonor Díaz, psicóloga de la Universidad Pontificia Bolivariana.
Ten en cuenta que las aptitudes y habilidades se pueden desarrollar en los años de estudio mientras que la motivación y persistencia, que contienen la pasión cuando se hace algo con todas las ganas, son virtudes inherentes al ser humano difíciles de aprender.
Tanto en los colegios como en las universidades hay expertos que te pueden ayudar a despejar el panorama. La orientación profesional es un paso muy importante pero ésta no puede limitarse a la aplicación de pruebas, es fundamental crear un diálogo mutuo para que la asesoría sea completa y efectiva.
La familia
Es normal que algunos padres se involucren en el proceso de elección de la carrera pero debes estar atento: una cosa es aconsejar y otra muy diferente presionar. “¿Cómo va a estudiar ingeniería si todos en la familia somos abogados, ya tenemos la empresa organizada y somos reconocidos en el medio? No vaya a perder semejante oportunidad”, es una frase que ejemplifica lo que muchos padres le dicen a sus hijos con la intención de persuadirlos para que estudien lo que ellos quieren.
Expertos afirman que los padres deben entender que lo más importante es que sus hijos sean felices haciendo lo que les gusta y por eso su labor debe ser orientar y no imponer.
Otros factores
Pero la presión por parte de los padres no es la única a la que te enfrentarás en este proceso. Con el tema de las carreras que están de moda, las que dan prestigio o en las que ganarás más dinero también se debe tener mucho cuidado para evitar que influyan en tu decisión final.
Juan José Torres, psicólogo del Politécnico Jaime Isaza Cadavid afirma que lo que da plata no son las carreras sino los buenos profesionales, independiente de lo que estudien.
Cuando tengas una idea de lo que te gustaría estudiar habla con estudiantes y egresados de ese programa para que compartan su experiencia personal. Visita las univerasidades y conoce el pénsum de la carrera. Algunas universidades de la ciudad ofrecen la posibilidad de hacer una pasantía en el pregrado que tu quieras mientras estás en el colegio. La idea con esto es que conozcas el programa, cómo es el ritmo y la metodología de trabajo en la universidad y descubras si finalmente eso es lo que quieres estudiar o no.
Cuando estaba en Once, José Daniel Quintero matriculó en la universidad la materia Teoría General del Derecho y durante seis meses vio clase con los estudiantes de primer semestre. Esta experiencia le dio una claridad absoluta para confirmar que Derecho era lo que quería estudiar.
Carlos Augusto Castaño, psicólogo de la Universidad de Medellín, asegura que en este tipo de programas es clave que los estudiantes sepan elegir la materia que van a cursar. “Ideal que escojan una introducción o algún curso que les dé una visión amplia de lo que será la carrera”, afirma.
Los preuniversitarios, e incluso las tecnologías, también son un paso indispensable para descubrir el gusto y la vocación que puedes sentir por alguna profesión. Si por el contrario te das cuenta de que definitivamente no sientes agrado por nada, tranquilo, puede que no sea el momento de estudiar. Aprende un idioma, viaja, y tómate el tiempo para pensar e investigar un poco más. Hay una amplia oferta de carreras en la que seguro encontrarás tu lugar.
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