El azar puso el primer guión en las manos de Jorge Estrada Mora y sin que en ningún momento previo de su vida hubiera manifestado un interés particular por el cine, se embarcó en una empresa quijotesca que lo ha llevado a producir más de 20 películas.
Su nombre puede sonarle poco conocido a los cinéfilos que saben de directores, actores o fotógrafos, pero la industria latinoamericana lo conoce bien. Es casi un rey Midas de los negocios: donde pone sus manos, el dinero está a punto de brotar.
Transitó la primera mitad de su vida profesional en la industria petrolera y después, en los años 80, fundó la empresa productora con la que empezó a figurar en el mapa de la cinematografía mundial.
Cuenta que sus inicios fueron modestos pero el relato parece una aventura épica.
Nació en 1947 en Donmatías, Antioquia, creció y estudió en Yarumal. A los 15 años se trasladó a Medellín y con apenas 17 años cumplidos viajó solo a Estados Unidos para estudiar Geofísica en el estado de Virginia.
Regresó a Colombia en 1971 para ser profesor en la Facultad de Minas de la Universidad Nacional, pero después su carrera le exigió empacar maletas porque el recorrido que tenía por delante sería extenso: vivió en Perú, Ecuador, Bolivia y Kenia trabajando para la empresa petrolera Sun Oil Company. Después se trasladaría a Buenos Aires donde se radicó definitivamente.
Nada lo había preparado para el mundo del cine. Cuando habla de ese giro imprevisto, con un acento híbrido que lo identifica más como ciudadano del mundo que como colombiano, lo equipara a un tropiezo afortunado de la vida.
El jefe de abogados de su empresa -más cinéfilo que hombre de leyes- le mostró en 1985 un guión escrito por un publicista que quería ser director. "Yo no sabía ni lo que era un guión pero decidimos hacer la película".
Debajo del mundo, su ópera prima como productor, era una historia autobiográfica sobre cómo una familia sobrevivió en Polonia durante la Segunda Guerra.
El rodaje implicó el desplazamiento de todo el equipo hacia locaciones en Checoslovaquia y una vez terminado el filme Jorge se dio cuenta de lo mucho que tenía por aprender.
"Estrenamos un fin de semana de Semana Santa y a la película no fue nadie", dice, aunque recuperó la inversión cuando la vendió en Hollywood.
Después financió el rodaje simultáneo de tres películas, cada una coproducida con un país distinto (Yugoslavia, Checoslovaquia y Alemania), lo que refleja la gran pasión de Jorge por los viajes.
Alternaba su vida con el trajín del cine y el mundo de los negocios mientras se curtía lo suficiente en esa industria a veces inclemente. "Fue un caro aprendizaje", señala.
A veces tenía pérdidas, otras veces ganancias y poco a poco fue acumulando una filmografía exitosa que lo ha llevado a trabajar con estrellas de la talla de Tim Roth, Liv Ullman y Milla Jovovich.
Sin duda, sus éxitos más destacados son las películas realizadas con Juan José Campanella. En quién confía ciegamente. "Yo voy a hacer cualquier película que Juan José quiera."
Y tiene razón al asegurarlo. El hijo de la novia estuvo nominada al Oscar en 2002 y la estatuilla por fin llegó con El secreto de sus ojos el año pasado. Claro que el premio no cambió las cosas.
"El cine es un arte de equipo. Lo único distinto es que a Juan José lo llaman más y a mí me llegan todos los días más guiones."
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