Estilo de vida, caprichos, exigencias o simplemente la posibilidad de darse un gusto y pagar por él. Comprar un apartamento que supera los mil 200 millones de pesos o montarse en un carro que no baja de 350. Lucir un reloj de 15 mil dólares, rentar una villa en Grecia o invertir 25 mil dólares en un safari. Esas son algunas de las experiencias de los compradores de lujo en Colombia.
Y es que en los últimos diez años el segmento de población de altos ingresos se duplicó en el país, según Camilo Herrera, presidente de la firma Raddar.
"Una persona en este nivel busca una experiencia exclusiva e innovadora, alta categoría, sofisticación y elegancia", señala Hannia Gallardo, representante de Micato Safaris.
No está programado
Muchas veces, la compra en esta categoría no es racional, tampoco es producto de un largo proceso de planeación y menos, de esperar a completar un ahorro.
"El consumidor de lujo es una persona que en muchas circunstancias no tiene planeada una compra. Este tema tiene un gran componente emocional. Al principio, estaba reservado a productos que consumía una minoría adinerada, ahora el concepto ha migrado a estilos de vida y aprovechamiento del tiempo libre", señala Pablo Pries, consultor del tema y gestor de la feria Expolujo.
Los gustos
Una de las primeras evidencias de que en Colombia se fortalecía la adquisición de bienes y servicios de alto costo fue el sector automotor. Marcas reconocidas por su prestigio, diseño, materiales, acabados y tecnología han consolidado su posición.
A septiembre, este mercado que incluye marcas como Mercedes Benz, BMW, Audi, Porsche o Maserati, crecía 18 por ciento, mientras el mercado total bajaba 6.5 por ciento.
Para las vacaciones, los destinos exóticos son los preferidos por los económicamente poderosos. Safaris a regiones como Botswana, Tanzania o Suráfrica están en la lista. Algunos prefieren otros más exclusivos: en jet privado o helicóptero alquilado. Aunque también está abierta la posibilidad de pasar una temporada en una villa, -en lugar del hotel-, sinónimo de privacidad y atención exclusiva.
La náutica es otra forma de desarrollo del mercado de lujo en Colombia, "un mercado aún incipiente pero con potencial. Este tipo de bienes es más una expresión de cómo quiere vivir uno, y cómo quiere gastarse su dinero" explica Carlos Tramontini, gerente de la firma Elite Yachts.
La vivienda es otro espacio para la sofisticación. Así como la comida y la bebida, ambas alternativas para integrar a la familia y los amigos. Aquí la cocina gana importancia.
Felipe Ordoñez, gerente de mercadeo para la región andina de Mabe, explica que la incorporación de materiales exclusivos, utensilios de mayor tecnología y la integración de la cocina con el resto de la vivienda, han hecho que este espacio cobre importancia.
Así pues, no es descabellado que además del viaje, la casa y el carro, un consumidor de lujo, pague alrededor de 40 millones de pesos en el diseño de su cocina.
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