Hace muchos años, en ese mismo lugar, se construyeron ruedas de ferrocarril, máquinas para moler caña, relojes, trapiches y hasta cucharas.
Ahora, allí, la construcción tiene que ver con el arte contemporáneo.
Es la nueva casa del Museo de Arte Moderno, Mamm, que desde el próximo 4 de noviembre abre sus puertas, oficialmente, a toda la ciudad.
Desde afuera la fachada está llena de recuerdos. Talleres Robledo se lee en la parte superior.
"Es una mezcla muy bella, pero sobre todo, un monumento a la memoria en una ciudad acostumbrada a demoler todo", señala el alcalde de Medellín, Alonso Salazar.
Del antiguo lugar, que fue uno de los centros industriales importantes de la ciudad, y que influyó en el desarrollo de ésta, también quedan la cercha, las columnas y, por supuesto, su estructura antigua.
Todo eso adecuado para que pudiera funcionar como museo, porque éstos, necesitan condiciones especiales.
Las salas laterales, por ejemplo, caían a una altura de dos metros con veinte centímetros, que no podrían ser utilizadas en su magnitud para espacios públicos. Ahora tienen cuatro metros con cincuenta. Así lo cuenta Carlos Guillermo Posada, gerente de Valores Simesa.
Y si se habla de espacio, hay que decir que el lugar es grandísimo. Sus dimensiones son 'catedralísticas' en cuanto a espacialidad, altura y condiciones de luz. En metros son 2.900, en su primera etapa, porque en total, sumarán 3.500. Eso será en 2011, que es la proyección de la segunda etapa.
Un poquito para la casa
En una de las salas, pintada de blanco, uno podría pensar en una cuadra completa dedicada al arte, hecho que le permitirá al Mamm abrir las alas.
"La sede anterior no tenía los estándares para traer algunas exposiciones. Acá vamos a tener las condiciones de luz, temperatura y humedad, que son las condiciones que existen en el mundo", indica Juliana Restrepo, directora de la institución.
Las tres salas cumplen no con los mínimos para albergar cualquier obra de arte, sino con los máximos de calidad, asegura el curador del Museo, Óscar Roldán Alzate. "El día de mañana si queremos traer una exposición de Picasso, tenemos cómo".
El Mamm pretende ser un lugar en el que, palabras de su directora, no solo se cuelguen cuadros, sino un espacio que sin dejar de ser museo, pueda albergar toda la cultura que quepa dentro del concepto de arte moderno.
"Queremos que el Museo se proyecte como centro de cultura, donde se viva una experiencia, tanto así que cada quien se pueda llevar un pedacito del Museo para su casa", expresa.
El Museo ya se mudó al nuevo lugar, con lo que suma a sus 30 años de labores, la memoria de la industria siderúrgica de la ciudad.
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