"De verdad siento mucho tener que decirle esto, pero usted tiene menos de 50 por ciento de probabilidad de vivir un año y más o menos un 15 por ciento de probabilidad de vivir por cinco años".
Esta prognosis sombría se les entrega anualmente a miles de americanos quienes han sido diagnosticados con cáncer pulmonar causado por exposición al gas radioactivo radón.
Desde la segunda mitad de los años 80, medio millón de americanos han muerto de cáncer pulmonar inducido por radón, incluyendo una cantidad significativa de personas quienes nunca han fumado ni un día en sus vidas.
Puede que haya oído algo acerca del radón hace más de 20 años cuando los niveles peligrosos primero fueron detectados en hogares alrededor del país. Pero los riesgos que representa este gas aún no han sido discutidos en gran parte del país. El aire de afuera contiene muy bajos niveles de radón, pero se convierte en un problema si se acumula dentro de los hogares cuando se filtra por grietas, pozos sépticos y otras aberturas.
El gas produce partículas de descomposición radioactiva que pueden causarles daño a las células que cubren los pulmones y, por lo tanto, causar cáncer pulmonar.
Rigurosos estudios científicos de epidemiología en Norte América y Europa han establecido claramente el vínculo entre la exposición al radón en el hogar y el cáncer pulmonar. Es la principal causa ambiental de las muertes por cáncer en los Estados Unidos y se estima que será la séptima principal de muerte por cáncer en general este año.
La exposición extendida, incluso bien por debajo del "Nivel de Acción de Radón" de la Agencia de Protección Ambiental (EPA), que es cuatro picocuries por litro de aire, causa aproximadamente 21.000 muertes al año por cáncer pulmonar en EE. UU. Si se detecta el radón a ese nivel dentro de un edificio, la agencia recomienda la instalación de un sistema de reducción de radón.
En 1986, y luego otra vez en 1988, el Congreso ordenó a la EPA a reducir la exposición del público al radón. No se ha progresado sustancialmente para cumplir esta orden.
Como los constructores eligieron seguir construyendo casas sin características resistentes al radón con mayor rapidez de lo que se estaba reduciendo el radón en los hogares existentes, millones de casa adicionales construidas desde 1990 se han sumado a la lista de las decenas de millones de casas que ya necesitaban reducción.
Las aulas de clase presentan otro riesgo. La EPA hizo pruebas en una muestra de colegios de todo el país entre 1990 y 1991. El estudio, hecho entre 927 colegios públicos, llegó a la conclusión de que es probable que más de 70.000 aulas de clase en los Estados Unidos tengan concentraciones de radón que exceden o igualan las de nivel de acción de la EPA.
Pero poco se ha hecho para arreglar el problema. Más de 20 años después, solo unos cuantos estados tienen leyes que requieren algún tipo de pruebas de radón en los colegios, aunque enviar a un estudiante a un aula con alta concentración de radón presenta un riesgo de cáncer similar a requerir que un estudiante se fume unos cuantos cigarrillos al día.
Como lo dijo con franqueza la EPA en su más reciente plan para manejar este cancerígeno fatal: "En demasiados pocos hogares, colegios y guarderías se hacen pruebas de radón. Un número aún más pequeño se esfuerza por reducirlo cuando se encuentran niveles altos.
¿Quién tuvo el descuido? Esa es la pregunta que se hizo la Dra. Margaret Kripke , miembro del Panel de Cáncer del Presidente, en 2010 después de escuchar testimonio acerca de los peligros de la exposición al radón. La respuesta es principalmente la EPA.
El riesgo de cáncer pulmonar es muchísimo más alto con el radón que con cualesquiera de los otros agentes cancerígenos regulados por la EPA. El mismo inspector general de la agencia encontró en 2008 que la EPA se abstuvo, por un periodo de 20 años, de informar al Congreso acerca de que no estaba alcanzando los objetivos establecidos por legisladores para reducir la exposición al radón y que la EPA nunca consideró seriamente otra alternativa.
Ahora la agencia ha decidido rendirse. El presupuesto de la EPA para el 2013 eliminaría todo el dinero destinado a ayudarles a los estados a crear conciencia acerca del radón, supervisar pruebas profesionales y reducir el riesgo de exposición.
Esto es inaceptable. La EPA, el Congreso y los estados tienen que tomar acción fuerte para reducir esta causa líder de muerte por cáncer en EE. UU.
* Profesor de salud ocupacional y ambiental, U. de Iowa.
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