La Policía Metropolitana del Valle de Aburrá descubrió una nueva modalidad para el envío de narcóticos.
El procedimiento se realizó con el apoyo de una perro adiestrado, en la bodega de una empresa de envíos ubicada en la zona industrial de Guayabal. La droga fue encontrada dentro de un pesebre artesanal y tenía como destino final Honduras.
Después de olfatear el paquete el canino dio la señal de que allí iba escondido el estupefaciente. Con el apoyo de la Policía judicial se autorizó a romper las piezas del pesebre en las que estaban escondidos más de 1.000 gramos de cocaína.
La incautación quedó a disposición de las autoridades, mientras se investiga quienes serían los remitentes del paquete.