Los economistas y empresarios en Venezuela están preocupados por el futuro y creen que los altos precios del petróleo, por encima de 130 dólares el barril, no podrán evitar la crisis.
La abultada inflación, que no parece dar tregua a pesar de las medidas de control de precios; el desabastecimiento, que se ha mermado en parte a un costo muy alto por los costos de las importaciones; el exagerado gasto público, que será aún mayor frente a las elecciones de mandatarios regionales que se avecinan, y las dificultades para importar que tienen, entre otros los empresarios colombianos, hacen presumir que seguirán las dificultades.
Frente a ese panorama, el Gobierno anunció la eliminación del impuesto a las transacciones financieras y no exigirá la presentación de documentos y verificación de importaciones iguales o menores a 50.000 dólares, como un mecanismo para hacer más ágil el ingreso de mercancías, en un país que importa más del 70 por ciento de los productos que consume.
En una reunión con un grupo de empresarios, el presidente Hugo Chávez, informó que se reimpulsará el programa Fábrica Adentro que estructura una red de empresas de propiedad social, que creará un fondo para sectores productivos estratégicos con ayuda de China y que se condonará la deuda a algunos productores agrícolas.
Las medidas fueron aplaudidas por el sector productivo, pero se consideran coyunturales y no eliminan la preocupación ante la afirmación del Presidente, en la misma reunión, de que "las ideas contrarias al capitalismo siguen firmes en sus propósitos".
El economista y profesor universitario Orlando Ochoa dice que el gran problema económico en este momento es la alta inflación y que al finalizar el año estará por encima del 30 por ciento, aunque el Gobierno se fijó una meta del 19,5 por ciento. No es el único que lo cree. Varios empresarios colombianos también le apuestan a una cifra parecida y así hacen sus proyecciones y cálculos.
Analistas locales y empresarios coinciden en que el desabastecimiento de hace unos meses ha disminuido en parte, pero insisten en que los altos precios de los productos, incluso los que están bajo un régimen de control, seguirán ejerciendo una presión negativa en un momento en que difícilmente se introducirán correctivos estructurales por la necesidad del Gobierno de no perder poder regional.
Aislamiento
Un empresario colombiano habló con este diario y pidió que se mantenga su nombre en reserva (solicitud generalizada para evitar inconvenientes en el momento de tramitar divisas o permisos) y dijo que Venezuela vive en su propia burbuja, aislada de lo que le sucede al mundo y parece no entender que ocurre en Estados Unidos con el tema hipotecario o con la pérdida de valor del dólar en los negocios internacionales. "El problema será cuando esa burbuja explote", señala.
Algunos industriales consideran que el Gobierno tiene sus propios intereses y que por encima de cualquier necesidad real del país primarán las del proceso revolucionario, en un momento en que se enfrenta a la posibilidad de perder algunas regiones en las próximas elecciones, principalmente en zonas donde el socialismo del siglo XXI ha fracasado.
Frente a ese proceso electoral de noviembre, en el que están en juego alcaldías y gobernaciones, Ochoa sostiene que vendrá una expansión del gasto público para favorecer a quienes apoyan al Gobierno. Esa afirmación la comparte un analista financiero de otra empresa colombiana que tiene sucursal en Caracas, quien insiste en que el problema inflacionario será de gran magnitud por "la hiperliquidez que se avecina con el dinero que saldrá a la calle para atraer votos y porque el Gobierno no da mensajes de establecer una política económica estructural, a pesar de los planes que solo responden a coyunturas".
El profesor e investigador de la Universidad Central de Venezuela, Héctor Malavé, criticó recientemente en el periódico La Razón los constantes anuncios gubernamentales sobre el crecimiento económico (de 11 por ciento en promedio entre el 2004 y 2007) y sus efectos en el bienestar de la población y aseguró que el Ejecutivo no conoce la naturaleza de sus propios cómputos ya que con esas cifras no ha logrado un desarrollo del país ni un beneficio real para los venezolanos. "A la marginación social, que comprende las alarmantes situaciones de pobreza e indigencia, causadas fundamentalmente por el desempleo y el subempleo, debe añadirse la continua escalada inflacionaria y el notable deterioro de los servicios básicos de salud, educación, infraestructura y seguridad", agregó el profesor.
Adicionalmente, tampoco sirven a Venezuela las peleas que casa el Presidente Chávez a cada rato que envían mensajes negativos a los inversionistas. La última de ellas el anuncio de no enviar petróleo a las naciones europeas que tomen medidas contra ilegales latinoamericanos.
¿Se resiente la demanda?
El asesor financiero dijo que tras varios análisis del mercado los empresarios colombianos ya detectaron algunos visos de recesión en la demanda desde el mes de mayo. Creen que las medidas anunciadas por el gobierno pueden ser buenas de manera temporal y, de hecho, la eliminación del impuesto a las transacciones financieras les representa un respiro importante.
Sin embargo, tienen otro problema. Quienes se atreven a hablar dicen que las verdaderas dificultades se presentan al solicitar los permisos sanitarios o industriales para ingresar sus productos. Hace ya varios meses que hacer este procedimiento se ha convertido en un dolor de cabeza, pues, aunque presentan todos los requisitos, siempre tienen un nuevo pero de parte de las autoridades venezolanas.
Además, la demora en la entrega de divisas, al menos en el caso de los colombianos, hace que los empresarios tarden hasta 180 días para pagarle a sus proveedores, muchos de los cuales han ido dejando el negocio o prefieren buscar uno nuevo.
La vendedora de un concesionario de autos de Colombia, dijo que compradores de algunas marcas de vehículos Toyota tienen ya un semestre en lista de espera y que cada vez que indagan sobre su solicitud les dicen que "en el futuro habrá noticias".
Mientras tanto, los empresarios deben hacer operaciones con dólar paralelo a través de los títulos permuta que hay en el mercado que elevan los costos y, obviamente, reducen el margen de rentabilidad de sus productos. El dólar oficial permanece en 2,15 bolívares fuertes (BF) o 2.150 bolívares mientras las transacciones en títulos pueden hacerse a un valor de entre 2,8 bolívares fuertes (2.800) hasta 3,3 bolívares fuertes (3.300).
Hasta tanto no se flexibilice la entrega de divisas, se le devuelva una mayor autonomía al banco central, haya una devaluación y se eliminen los controles de precios de los productos básicos, ninguna medida podrá servir para sacar a la economía de la burbuja en que se encuentra, algo que parece no sucederá en el corto plazo.
Los industriales creen que, por ahora, el gobierno seguirá utilizando el ingreso petrolero para mitigar y postergar el problema económico.
Pico y Placa Medellín
viernes
0 y 6
0 y 6