Muchas veces el prejuicio es la causa de la desconfianza, que por lo general, termina en odio.
Por eso, antes de sacar conclusiones sobre un hecho o sobre una persona, tomémonos un segundo y preguntemos sobre lo que ha ocurrido, hablemos con aquellas personas que, en una primera impresión, parece que fallaron y nos afectaron con sus acciones.
La confianza es la base de la reconciliación que tanto necesita el país para salir de este atolladero. Y eso comienza conociendo mejor a quienes nos rodean.
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