Comienzan a darse los primeros escarceos preelectorales en todos los campos del abanico político colombiano. Esto se refleja especialmente en tres dimensiones. La primera, el retiro de los funcionarios públicos antes de que se inhabiliten para participar en las elecciones; la segunda, en la búsqueda de una reforma política y tres, en la promoción que comienza a hacerse de nombres para listas o candidaturas. Veamos en detalle lo que viene dándose.
Los funcionarios públicos, del orden nacional, pero también regional que aspiren a ser candidatos al Congreso deberán retirarse de sus cargos a más tardar en marzo próximo, si no quieren inhabilitarse.
Esto afecta más a la coalición de gobierno en lo nacional y a los gobiernos territoriales, pero también con otros sectores políticos. Ya se retiraron los consejeros presidenciales Samuel Azout y Alejandro Char que seguramente van a probar suerte en las lides electorales -el segundo con seguridad a encabezar la lista de Cambio Radical en el Atlántico, en general- y también se retiró el director del Sena, Luis Alfonso Hoyos, quien seguramente va a colaborar políticamente con la precandidatura presidencial del uribista Óscar Iván Zuluaga -son viejos amigos y paisanos- y no hay duda de que es un líder regional con credibilidad en su departamento. Pero la lista seguirá en los próximos días y sin duda la encabezará el ministro Germán Vargas Lleras, quien es el cuadro electoral más relevante de la coalición de gobierno y eventual candidato presidencial, si el Presidente por cualquier circunstancia no llegara a aspirar -no es claro si va a encabezar una lista al Senado o a ser jefe de debate de la reelección presidencial-.
En lo relacionado con la eventual reforma política, la posición del Presidente parece la adecuada, no inducir cambios electorales de última hora. Pero el que sea la adecuada no significa que vaya a ser la viable; ya hay conatos de rebelión en algunos partidos pequeños por el umbral y en otros por tener posibilidades de acudir al transfuguismo político, algunos uribistas del Partido de la U y del Conservador para saltar al Centro Democrático, pero son una ínfima minoría de estos partidos.
Igual sucede con algunos disidentes del Polo Democrático Alternativo y quizá uno que otro del Partido Verde.
Pero todavía no es claro si habrá esa nueva reforma política y en qué condiciones -algunos consideran que sólo sería para mantener el umbral en el 2%, pero sin abrir puertas al transfuguismo y eventualmente permitir listas al Congreso de coaliciones, pero aún esto es confuso-.
La posición oficial de la coalición de gobierno es que no habrá reforma política. Amanecerá y veremos.
En tercer lugar, especialmente en el uribismo y en la izquierda, comienzan a barajarse eventuales figuras para candidatos presidenciales. Un senador conservador uribista -que parece ser muy minoritario en su posición en el interior de su partido- ha comenzado a lanzar ‘globos de ensayo’, al plantear la posibilidad de una consulta conjunta del Partido Conservador y el Centro Democrático para escoger candidato presidencial, pero a esto le salió al paso el presidente del Directorio Nacional señalando que por ahora el Partido Conservador es parte de la coalición y ni siquiera ha definido si tendrá candidato distinto al de la Unidad.
La coalición de Unidad Nacional no hay duda que está jugando ya con la carta de la reelección presidencial y es la única fuerza que tiene un candidato con altas posibilidades de triunfo. En el campo de la izquierda, si bien se han planteado algunos nombres, todo depende si hay primero claridad en las reglas de juego electoral, si no, no es posible pensar en una candidatura con posibilidad decorosa de participación.
El uribismo anda promoviendo algunos nombres como eventuales precandidatos presidenciales, pero la realidad es que más allá de las cualidades que puedan tener -unos más que otros-, ninguno de estos nombres tiene por ahora real posibilidad de competir contra el Presidente Santos.
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