No interesa si a veces se abren las llaves del cielo y caen hasta maridos.
El mundo se encamina a una escasez de agua. Si hoy 150 millones de personas padecen desabastecimiento, en 2050 serán 1.200 millones.
El aumento de la población incidirá en la carencia, pero hay un factor que se debe considerar: el cambio climático, que afectará el ciclo hidrológico del planeta, con temperaturas más altas hacia las regiones polares y patrones de precipitación alterados: más lluvia en ciertas zonas y menos en otras.
El crecimiento urbano, el cambio climático y la disponibilidad de agua fueron analizados por Robert McDonald y colegas en un artículo en Proceedings of the National Academy of Sciences.
La escasez, definida como una disponibilidad de menos de 100 litros diarios por persona, se acentuará con el cambio climático y 100 millones adicionales de personas sufrirán la falta por esa causa.
Aparte de los 150 millones que viven la escasez, 886 millones más residen en áreas donde al menos un mes al año el agua brilla por su ausencia.
El cambio climático no alterará de manera dramática el número de residentes urbanos que sufran limitaciones de agua, pero el efecto en determinadas ciudades será importante.
El modelo muestra ya escasez temporal en algunas regiones del noroccidente de Colombia y establece que habrá otras regiones con ese problema, en la costa norte en la península de la Guajira.
La escasez de agua, de acuerdo con el análisis, puede ser vista como un problema de ingeniería: la construcción de más represas y las conducciones necesarias para llevar el agua de distancias superiores a los 100 kilómetros, o bien mediante la desalinización en las zonas costeras.
Todo exigirá recursos. Transportar un metro cúbico a 100 kilómetros cuesta cerca de 10 pesos, siendo más costosa la desalinización, aunque siempre será más barato el uso eficiente del agua.
Un aspecto a considerar es la afectación de distintas especies en los sistemas naturalezas amenazados por la carencia.
Los investigadores reconocen la incertidumbre para predecir si habrá aumento o reducción de la precipitación en algún lugar, situación que incide en la disposición del mineral.
El manejo del paisaje rural y el uso racional del recurso son otra manera de aliviar la problemática, como en el caso de la agricultura, que en el plano global es la mayor consumidora de agua.
Un anticipo a lo que vendrá, un día en el que el agua será la lucha de cada día. Si no se actúa desde ahora.
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