Madrugar es un verbo difícil. Hace dos semanas que Philipp Banner lo conoció y aunque es capaz de ponerlo en práctica todavía le cuesta que salga de su boca.
Por la fuerza de la repetición ya ganó soltura en la pronunciación de esta palabra pero hay un sustantivo que le saca el mayor esfuerzo. Se trata de "aeropuerto" que por la cantidad de vocales juntas es una zancadilla a su interés de hablar fluidamente.
Pero Philipp, un suizo recién llegado a Medellín animado por un amigo que conoció en Australia, no cae en su entusiasmo. Hace dos semanas se matriculó en el programa de Español para Extranjeros que ofrece el Centro de Idiomas de la Universidad Eafit, que recientemente recibió aval del Instituto Cervantes de España para enseñar este idioma.
Las clases de español que tomó con una peruana en su país le sirvieron para entrar directamente al nivel tres de doce que tiene el programa.
En su grupo también está Luca Stumpf, alemán con novia paisa, que aprovechó la visita a la enamorada para mejorar sus habilidades con el español, las cuales le servirán cuando empiece a estudiar negocios internacionales en su país.
Para el otro compañero del grupo la motivación es la curiosidad que le despiertan los idiomas. Matt Fechtmeyer vino a finales del año pasado a Medellín a buscar trabajo. Así lo hizo en Japón y Turquía para poder aprender otras lenguas, y así lo está haciendo en Medellín donde consiguió un puesto como profesor de niveles avanzados de inglés.
Por estos días los tres no hablan más que en pretérito. Esa es la intención de Eucaris González Molina, la maestra, quien les exige que hablen de todo lo que hicieron antes para que aprendan a conjugar los verbos en pasado, tal como lo pide el nivel tres.
Lo aprendido en clase no se queda en el aula. La semana pasada se fueron en bus hasta Manrique para encontrarse con estudiantes de un colegio y algunos exámenes lo hacen frente a los alumnos de instituciones educativas y profesores de secundaria.
Para Philipp, Matt y Luca las salidas del aula son oportunidades para practicar y aprender más. Ellos, igual que la mayoría de estudiantes extranjeros que ha tenido Eucaris, tienen un interés por la situación social y política del país. Para la maestra, licenciada en idiomas de la Universidad de Antioquia, esa es una oportunidad no solo para enseñarles el idioma, también para presentarles parte de la cultura.
Así se cumple el objetivo del Centro de Idiomas de una inmersión total que Philipp Banner complementa todos los días antes de dormir cuando lee dos páginas de Doce cuentos peregrinos, el libro de Gabriel García Márquez.
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