Las relaciones entre Bolivia y E.U. alcanzaron ayer un nuevo punto crítico al anunciar el presidente boliviano, Evo Morales, la expulsión de otro diplomático estadounidense bajo la acusación de conspirar contra su Gobierno.
Evo declaró ayer persona "non grata" al secretario segundo de la embajada de E.U., Francisco Martínez, por actuar como "contacto" de los grupos opositores que intentaron el año pasado un "golpe de Estado civil", según el Gobierno boliviano.
Washington rechazó las acusaciones de Morales y tildó de "injustificada" su decisión, que además "contradice las declaraciones recientes del Gobierno de Bolivia que expresaban su deseo de mejorar las relaciones bilaterales", dijo Andy Laine, un portavoz del Departamento de Estado.
El nombre de Francisco Martínez fue mencionado por Morales el 26 de febrero, cuando denunció que la CIA tenía agentes infiltrados en la petrolera estatal YPFB, envuelta en un escándalo de corrupción que provocó el encarcelamiento de su presidente, un líder oficialista muy cercano al mandatario.
En ese momento, el jefe de Estado de Bolivia pidió explicaciones a la embajada de E.U. sobre la identidad y contactos de este funcionario de origen mexicano.
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