El Premio Sajarov que le otorgó el Parlamento Europeo al ex preso político y disidente cubano Guillermo Fariñas constituye, a nuestro juicio, un severo llamado de atención a las violaciones de derechos humanos que se cometen en la isla, y contra las cuales luchó Fariñas mediante una huelga de hambre de 135 días. El premio es un pellizco.
Ya van más de 52 presos enviados al exilio por el gobierno de los hermanos Castro, como parte de los compromisos a los que llegó con la Iglesia Católica.
Pero al tiempo que no cesan los reconocimientos al premio de Fariñas tampoco terminan las críticas a esa política de exilio que, a juicio de los disidentes, es una estrategia más del régimen castrista para silenciar las voces que reclaman la democratización de Cuba.
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