"La clave son los buenos hábitos de alimentación desde que nacen", eso dijo Verónica Abad Londoño, pediatra endocrinóloga del Hospital Pablo Tobón Uribe, cuando habló de la prevención de la obesidad en los niños.
Mencionó, además, la importancia de establecer unos horarios de alimentación, es decir, darles un desayuno, una media mañana, un almuerzo, un algo y una comida. "Pero no pasar que son dos medias mañanas, dos algos, un mecatico aquí, un mecatico allá", enfatizó la especialista.
Es importante también que los padres eviten que sus hijos consuman con mucha frecuencia gaseosas, dulces refinados (confites, bombones, etc.), bebidas energéticas y comida chatarra que es rica en sodio y grasa, lo que hace que el niño sienta más sed e incremente el número de gaseosas o líquidos que ingiere.
Hay trucos
Enseñarlos a comer frutas y verduras resulta una tarea difícil, sin embargo, la pediatra da algunos trucos.
-No les dé frutas frías de la nevera.
-Las verduras ofrézcaselas calienticas o mezcladas con el arroz.
-Las frutas no se las muestre enteras, píquelas para que el niño las vea más fácil de masticar.
-En la lonchera incluya un lácteo, una fruta y un paquetico. Ideal que estos últimos no sean siempre fritos, prefiera los horneados como chitos, rosquitas, granolas.
-Fomente el ejercicio. Todos son buenos excepto las pesas. Presénteselos de forma lúdica, así ellos no verán el deporte como un entrenamiento disciplinario.
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