Mañana se cumplen 28 años de la desaparición de Armero, población tolimense que quedó bajo ríos de lodo y piedra provenientes de la explosión del Volcán Nevado del Ruiz.
La desaparición de Armero es una herida dolorosa en la piel de Colombia, pues allí murieron más de 25.000 personas, la mayor tragedia humana de nuestra historia.
Las imágenes de los sobrevivientes y del paisaje dantesco están aún presentes en la memoria colectiva. Omaira Sánchez fue el ícono del dolor, por su valor ante la inevitable muerte. Ese año, 1985, nos deparó toda clase de tristezas.