Esos muebles que fueron de la abuela y que han pasado de generación en generación; aquellos objetos que, como tesoros, se descubren en anticuarios locales o se traen de lugares lejanos; o esas piezas olvidadas y desgastadas que al rescatarlas recuperan su belleza perdida con los años, todos tienen el encanto del pasado y el mérito para lucirlos en casa.
Más que una moda, la arquitecta Merce Robledo dice que decorar con antigüedades es un gusto que siempre ha estado y estará ahí, presente en el diseño interior.
Y aquí, vale una aclaración: no todo lo “viejo” es una antigüedad. Jorge Ramos, de la tienda de arte decorativo Anticuarius, explica que para considerarse como tal el objeto debe tener como mínimo cien años. Sin embargo, artículos de los años 20, 30 o de décadas no tan lejanas también tienen ese sabor de lo antiguo para decorar.
Hoy, cuando los espacios fríos, “anónimos” -como los llama Merce- son la antítesis de lo que se busca, es decir, ambientes con personalidad, donde se valen las mezclas con sentido, lo antiguo cobra protagonismo.
Para la decoradora Ana Mesa, ahora hay una tendencia muy marcada que apuesta por la calidez. Y esta, dice, se encuentra en los recuerdos que traen objetos del ayer: en sillas, mesas, vajillas, lámparas, juegos de té, licoreras, espejos...
“La invitación es a que la gente esculque qué tiene guardado, lo saque y lo ponga en la decoración; también a recorrer los anticuarios y descubrir maravillas. Va a poner la casa a la vanguardia y le va a dar ese encanto que tiene el poder hablar de las cosas que adornan el hogar”. Una casa con espacios que cuentan historias.
Un lugar especial en el que se destaquen
Al decorar con antigüedades hay que cuidar que la casa no se convierta en una especie de anticuario en el que ninguno de estos objetos especiales resalte. Otra clave es buscar que las piezas que se exhiban armonicen con el estilo predominante en el diseño interior de la vivienda. Intuición y buen gusto son recursos para lograr una buena ubicación y fusión en los ambientes. En algunos casos, la asesoría de un experto es de gran ayuda.
Si bien depende mucho del tamaño del lugar donde se vaya a ubicar, lo ideal es lucir el objeto antiguo de forma individual o agrupar varios por color, forma o época. En todo caso, “que no se pierda la serenidad”, es el consejo de la decoradora Ana Mesa.
Tenga en cuenta
Cuando piezas antiguas conviven con objetos modernos el resultado es un espacio único y atemporal.
Revalorizar con buen gusto el diseño del pasado
Vintage, palabra sonora y atractiva, invita a rescatar del olvido piezas antiguas, por ejemplo sofás, consolas o mesas, con deterioro en la pintura, la madera o en la tapicería, para darles un nuevo aire y que continúen su historia bien como objetos funcionales o solo decorativos.
Esta intervención, cuenta la arquitecta Merce Robledo, debe “hacerse muy respetuosamente”, para lograr un producto sofisticado y de buen gusto. Hay vintage para todos los estilos: a una silla de los años 50 se le puede dar un acabado en decapé muy sutil y tapizar con una tela neutra si va a estar en un ambiente formal o elegir para la misma una tela de color vivo y delicado estampado de flores si va a acompañar un ambiente más juvenil. Una tendencia ecológica que está en furor.
Espacios neutros son un lienzo en blanco para lo antiguo
Cuando en los ambientes predominan diseños y colores neutros es más fácil ubicar piezas compradas en anticuarios. Así lo cree el diseñador de interiores José Hoyos quien ve en estos espacios la oportunidad de darles un giro inesperado: hacia lo étnico, por ejemplo, o hacia las antigüedades. Así lo propone en estas dos imágenes.
Arriba, la lámpara plegable, una sofisticada pieza que evoca la época de la revolución industrial, acompaña de forma armoniosa una sala contemporánea. Abajo, un elegante juego de té de plata se fusiona con la mesa de estilo industrial en acero y vidrio. [P]