"Que se pierda la finca, pero no los hijos", dice con convicción Pastor Bedoya, un campesino que asegura haber abandonado su predio hace siete meses por presión de los grupos armados, en la vereda San Isidro de Ituango.
El viernes, afuera del coliseo municipal, el hombre de 55 años de edad y padre de cuatros hijos a quienes la guerrilla intentaba reclutar, vendía bolis a los asistentes al acto de presentación del Plan Integral Hidroeléctrica Ituango, en el que se anunciaban 100 millones de dólares como inversión social para el área de influencia del complejo energético.
Inmerso en una región azotada por la violencia y las promesas incumplidas, el labriego manejaba su propia lógica: "La represa será muy buena para las ciudades a las que llegue la energía, pero aquí seguiremos igual de mal o peor". Puso como ejemplo que los alimentos para los campamentos de los trabajadores llegan de Medellín y si algún agricultor quiere vender algo debe hacer creer que es de la capital.
Por el contrario, el gobernador de Antioquia, Sergio Fajardo, está convencido de que "con el proyecto se abren oportunidades únicas en un lugar donde el Estado ha estado ausente, donde los violentos han sometido a los más humildes utilizando las armas, y donde los corruptos han sometido a los humildes y se meten la riqueza al bolsillo y después la convierten en migajas".
Pastor además espera que se realice un nuevo censo de afectados por la construcción de Hidroituango y ser incluido dentro de un grupo de 3.000 que habrían quedado por fuera, según denunció ante las autoridades que asistieron a la presentación del Plan Integral.
"A los que censaron les prometieron finca, casa, plata, y hasta aquí los están envolatando con ocho millones de pesos y nada de lo otro", comenta Orlando López, otra persona que también intenta ser censada.
El alcalde de Ituango, Jaime Elías Montoya, no precisa el número de personas afectadas, pero enumera que los pescadores, los mineros, los volqueteros, los paleros y los areneros deben ser bien compensados.
Montoya reconoce que aunque ya hay avances y beneficios para Ituango y las otras once localidades que están en el área de influencia del embalse, persisten diferencias que deben respetarse.
Luis Javier Vélez, gerente de EPM Ituango, admite que hay razón en muchas de las reclamaciones, pero dijo desconocer de dónde sale la cifra de 3.000 personas que no fueron censadas.
En el registro de quejas que lleva EPM aparecen 553 reclamaciones de personas que no fueron contabilizadas, situación que está siendo revisada con dificultad porque la organización Ríos Vivos ha instruido a los campesinos para que no atiendan a los funcionarios de Gestión Social de EPM.
Para Pastor y Orlando alcanzar cualquier beneficio es una posibilidad tan volátil como el gas que EPM promete llevar a Ituango, noticia que escucharon en el radio que les regaló la empresa y a través del cual se espera difundir las bondades del proyecto hidroeléctrico y el avance del Plan Integral.
Regalías
Hidroituango, hidroeléctrica que comenzó a construirse en 2010 y comenzará a funcionar en 2018, estará en capacidad de generar 2.400 megavatios, con ocho turbinas.
El embalse tendrá 70 kilómetros de largo y abarcará terrenos de varios municipios del norte y occidente antioqueño. A pesar de que solo en el presente se adelanta su construcción, la idea de hacerlo se remonta a los años sesenta y setenta del siglo XX, y los primeros estudios, a 1979.
Algunos analistas creen que cuando entre en operación, el departamento recibirá regalías por 100 millones de dólares al año.
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