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El combate del siglo
celebra sus 35 años

29 de octubre de 2009
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En la noche del 30 de octubre de 1974, "el más grande" regresó.

Ocurrió hace 35 años en un cuadrilátero instalado en el estadio 20 de mayo (hoy, Tata Raphaël) de Kinshasa, la capital del entonces llamado Zaire, que cambió en 1997 a República Democrática del Congo tras el derrocamiento del dictador Mobutu Sese Seko.

En las esquinas, Muhammad Alí y George Foreman. Pelea por el título, combate del siglo, peso pesado de 32 años contra peso pesado de 25, un choque de trenes en perspectiva. Una estrella en descenso que quiere demostrar que todavía brilla y un astro en ascenso que aspira a ocupar el trono del más grande.

Allí están los dos boxeadores más famosos del mundo, en la tierra africana de sus antepasados, listos para pegarse ante una audiencia planetaria a cambio de cinco millones de dólares por cabeza, ofrecidos por el promotor Don King, todavía poco conocido.

King no tenía el dinero para organizar la pelea. Mobutu aceptó montarla, ya que le aseguraba publicidad a su régimen en todo el mundo.

Foreman defiende el título, es el favorito en las apuestas y está convencido de que lo retendrá. Alí es el ídolo de los congoleños, ya que no lo ven sólo como boxeador, sino como un líder en la lucha por los derechos de los negros;a Foreman, por el contrario, lo juzgan como el negro que se ha acomodado al sistema blanco.

Alí se había proclamado campeón del mundo por primera vez en 1966, título del que fue desposeído por negarse a enrolarse para luchar en la guerra de Vietnam. Regresó a los cuadriláteros en 1970. Cuatro años después, ahí está en Kinshasa, reiterando que es el mejor y prometiendo "guerra, guerra, guerra".

Ambos boxeadores se habían entrenado durante la mayor parte del verano en Zaire para aclimatarse al calor. Además, Foreman se lesionó en una ceja -se la abrió de un codazo Bill McMurray en un entrenamiento- y la pelea se aplazó un mes, lo que no gustó demasiado a Alí, ansioso por recuperar el puesto de "número uno" del mundo. La oportunidad quedó fijada para el 30 de octubre.

En los días previos a la pelea, Kinshasa vivía también el ambiente festivo de "Zaire 74", tres días de música con actuaciones en directo de James Brown, Celia Cruz y la Fania, B.B.King, Miriam Makeba, Manu Dibango, Ray Barreto, Johny Pacheco, The Crusaders, The Spinners, entre otros, un recital que se convirtió luego en el documental Soul Power, de Jeffrey Levy-Hinte, estrenado en 2008.

El 30 de octubre, en el "20 de mayo", alrededor de 120.000 espectadores calientan el ambiente, que Alí, como era habitual en él, había animado en los días previos, aunque Foreman se negó a polemizar: "No me importa lo que dice. Hablar es divertido, mucho más divertido de lo que haremos el miércoles. Tal vez (ese día) Alí no lo encuentre tan divertido".

Casi todos quieren que gane Alí, pero Foreman es el favorito. Todos esperan el característico baile de piernas de Ali en torno al rival y sus rápidas combinaciones de golpes.

Consciente de que Foreman tiene una pegada superior a la suya, Alí tiene otro plan.

Lo recuerda estos días del 35 aniversario del combate, el sitio oficial de Alí, cuya portada lleva la leyenda "The rumble in the Jungle" (Tormenta en la jungla) como se bautizó la pelea: "En lugar de su habitual baile y juego de piernas, atacaba a su rival, luego se apoyaba en las cuerdas y dejaba a Foreman que le golpeara...Ali quería fatigar a Foreman y la táctica le dio resultado".

El plan de Alí fue todo un éxito. Con Foreman agotado en el octavo asalto, conectó una combinación de golpes que tumbó al campeón. El pugilista que había desafiado al gobierno estadounidense negándose a luchar en Vietnam recuperó la corona.

El combate se convirtió en una leyenda y dio pie a la creación de películas, libros, canciones y documentales. Uno de ellos, When we were kings (Cuando éramos reyes), de Leon Gast, ganó un Oscar en 1997.

La noche de la entrega de las estatuillas, Alí estaba en el Auditorio Shrine para recibir el homenaje de Hollywood. Subió al escenario entre los aplausos de los 6.000 asistentes a la ceremonia, a la que acudió acompañado precisamente de Foreman. Ambos se habían hecho amigos tras el combate de Kinshasa.

Alí esbozó gestos de agradecimiento, a pesar de que el Parkinson no le permitió moverse con agilidad. Algunos médicos atribuyeron esta enfermedad degenerativa, que se le diagnóstico en 1984, a los golpes recibidos durante su carrera, sobre todo los de los últimos combates.

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