A la hora de cerrar ayer esta edición que tienen los lectores en sus manos, seguía sin conocerse si la senadora Piedad Zuccardi de García-Romero se presentará, como es su deber, ante su juez (la Corte Suprema de Justicia), para responder por las acusaciones que se le formularon, que son graves.
La poderosísima senadora, ahora militante del partido de la U, tenía, es verdad, un viaje previsto antes de que se le dictara orden de detención. Sin embargo, ha ido dilatando su regreso al país, y si primero dijo que se presentaría ante la Corte, ha ido cambiando su disposición y la espera sigue.
El influyente clan político al que pertenece domina la política en Bolívar, y provoca genuflexión de altos funcionarios en Bogotá. Los magistrados parecen no impresionarse con eso, y para llegar a una decisión justa -condenando o absolviendo- falta que la senadora ofrezca sus explicaciones.
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