No hubo ánimo ayer para dar ni recibir clases en la Institución Educativa San Francisco de Asís, en Villatina. La rabia y el llanto afloraron en profesores y en estudiantes luego del cruel asesinato de los dos adolescentes, alumnos del grado noveno, cuyos cuerpos fueron encontrados descuartizados el domingo al borde de una cañada del barrio Villa Liliam.
“Hoy es un día gris para la institución, han partido dos de nuestros jóvenes. La violencia les ha arrebatado sus sonrisas, sus sueños y sus ganas de vivir”, se leía en un tablero acrílico dispuesto frente a las escalas que dan acceso a las aulas.
A través de un comunicado el director del Icbf, Diego Molano Aponte , expresó su total rechazo frente al secuestro y asesinato de los dos jóvenes, quienes el sábado en la tarde cumplían labores de recreación infantil en el sector La Torre cuando fueron secuestrados por cuatro sujetos armados.
Aunque el Icbf dio a conocer los nombres de los dos menores, El Colombiano se abstiene de divulgarlos porque así lo indica el código de infancia y adolescencia cuando son víctimas de delitos.
Las paredes se llenaron de mensajes con palabras de despedida para los compañeros que no volverán. Y alrededor del patio, no más grande que una cancha de baloncesto, los amigos más cercanos lloraron su muerte. Cuando pusieron música para llenar el silencio en que se alojaba el dolor, este siguió presente en los rostros.
“No merecían una muerte así”, se lamentó la mamá de uno de los muchachos. El sentimiento coincidió con el comentario de uno de los compañeros de estudios: “Lo que más me duele es que los hayan picado”.
Al más joven, sus amigos lo llamaban Cucharita. Lo recordarán por su gusto por el fútbol y su devoción hacia el Atlético Nacional.
Ya no habrá fiesta
Se quedó sin terminar la última cartelera en la que Tabú, como le decían al otro joven, empleó su talento para los grafitis, con motivo de la semana de fiestas franciscanas.
Desplegada en el suelo, la pancarta tenía unos cuatro metros. Justo ayer debía terminar las estrellas rosadas que le valieron más de un chiste de sus compañeros, según anotó uno de los docentes, al tiempo que doblaba el que para él será el último recuerdo del muchacho.
“Yo pintaba grafitis con él. Se la pasaba con la capucha del saco puesta, escuchando música, no tiraba vicio ni nada”, contó uno de sus compañeros.
Ya no habrá necesidad de que Stiven termine la cartelera, la comunidad educativa no quiere nada de fiestas.
Pico y Placa Medellín
viernes
3 y 4
3 y 4
