Buena noticia para Colombia en general y para Antioquia y Medellín en particular, que se hagan carreteras de buenas especificaciones (autopistas) para abaratar en tiempo y en costos el transporte.
Un país sin vías seguirá siendo un país del tercer mundo. Un país sin buenas carreteras nunca podrá aspirar a ser un país competitivo en el mercado internacional. Un país sin vías es definitivamente un país que se quedó en el pasado.
Colombia dejó acabar el transporte fluvial, el medio más barato para el transporte de carga.
El segundo en economía es el ferrocarril al que también lo dejaron morir en Colombia. Para rematar, nunca se quisieron hacer buenas carreteras para competir a nivel internacional.
Hoy el Presidente Uribe está pensando en grande, está tratando de sacar al país de su encierro, de abrirlo al mundo, de volverlo competitivo y con ello generar empleo, buscar el beneficio para todos los colombianos.
Estas autopistas de la montaña le abren las puertas a Medellín para salir hacia el mundo por Turbo; para llegar al eje cafetero y, por allí, al puerto sobre el Pacífico para comunicarse con los países orientales y con su futuro desarrollo; da salida igualmente a la Autopista del Sol para comunicarse con el Caribe, con el oriente colombiano y hasta con la capital, cuando se haga la doble calzada en la autopista Medellín-Bogotá.
Abre también una buena posibilidad para comunicarse con la llanura del norte antioqueño, zona de gran desarrollo.
Importante, importantísimo, el compromiso de Antioquia y de Medellín al aportar un billón de pesos para la ejecución de estas obras.
Ya se ha hecho un gran esfuerzo al aportar a la construcción del túnel a Occidente. Aquí cabe preguntarse ¿qué pasa con la conexión de la carrera ochenta al túnel? ¿Se olvidaron del compromiso de hacerla? Es una magnífica obra que arranca con una pésima carretera.
Lo anterior para recordar que otra vez Antioquia y Medellín aportan para una obra de interés nacional y que, en la nación ninguna otra región hace lo mismo o, lo que es peor, a ninguna otra región se le pide que colabore con las obras nacionales.
O ¿Bogotá aporta para el túnel a Girardot? ¿Aportó para la carretera al Llano? ¿O la Costa aporta para las anunciadas autopistas costaneras?
Recordemos que casualmente Bogotá y Cundinamarca, Barranquilla y Atlántico, Cartagena y Bolívar y Santa Marta y Magdalena reciben el doble de transferencias de la nación que Antioquia y Medellín, por ser capitales Distritos y no municipios como el resto de las capitales departamentales.
Todos deben aportar a las obras que los van a beneficiar. ¿Qué le pasará al ministro Andrés Uriel que no aplica la misma medida para todos? No es que tenga preferencias por su tierra, pero que, por las críticas que le puedan venir no le tema ejercer la igualdad. Por el contrario, lo que está cometiendo es una gran injusticia con Antioquia.
Hay que recordar que para el criticado metro de Medellín, al que le han levantado todas las calumnias del caso, del que han dicho que hubo irregularidades pero no han concretado ninguna, la región aportó el 60% del costo total, después de la costosa parálisis que decretó el presidente Barco, y para el metro de Bogotá le ofrecen que lo haga y que aporten el 30% y la Nación pondrá el 70%. Bueno que sea así, pero malas son las diferencias.
Con todo lo anterior, Medellín y Antioquia deben seguir haciendo obras importantes, salir del subdesarrollo, darle ejemplo al país, pero hacerlas, aunque sigan las injusticias con esta región. Si Antioquia las hace en beneficio de la Nación, Antioquia da ejemplo y Antioquia también se beneficia.
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