x

Pico y Placa Medellín

viernes

0 y 6 

0 y 6

Pico y Placa Medellín

jueves

1 y 7 

1 y 7

Pico y Placa Medellín

miercoles

5 y 9 

5 y 9

Pico y Placa Medellín

martes

2 y 8  

2 y 8

Pico y Placa Medellín

domingo

no

no

Pico y Placa Medellín

sabado

no

no

Pico y Placa Medellín

lunes

3 y 4  

3 y 4

Las flores amarillas de Mauricio Vélez

El fotógrafo paisa presenta Retratos de sociedad, un libro de fotografía con la esencia de los personajes.

  • Las flores amarillas de Mauricio Vélez | Mauricio eligió la foto de García Márquez para la portada del libro, un sueño que finalmente hizo realidad. FOTO cortesía
    Las flores amarillas de Mauricio Vélez | Mauricio eligió la foto de García Márquez para la portada del libro, un sueño que finalmente hizo realidad. FOTO cortesía
11 de diciembre de 2013
bookmark

García Márquez está en blanco y negro, con su camisa blanca, con su bigote blanco, con su pelo blanco, con sus gafas negras. Sostiene unas flores. No se ve, pero en esas amarillas está Mercedes Barcha, su esposa.

La fotografía es de Mauricio Vélez. Un sueño que tenía, casi que de toda la vida, y que cumplió en mayo, este año. La fotografía es, también, la portada de Retratos de sociedad, un libro que publicó con Villegas Editores. Todos los retratos, como esa primera foto, tienen una historia.

¿Por qué Retratos de sociedad?
“Al comienzo algunas personas generaron dudas, pero ese es un nombre que nació hace unos 20 años y siempre pensé que el día que publicara un libro con el contexto de fotografías y de retratos, iba a tener ese nombre, porque había comprado yo una obra de arte, de un artista mexicano, y se llamaba así. Después, cuando empezamos a buscar alternativas, ninguna se adaptó, por el contexto irónico que tienen unas imágenes y la manera como está abordado el contexto social, que no es una sociedad elitista, sino una sociedad inclusionista, de una cantidad de personajes que tienen que ver con nuestro entorno y los que nos influencian y nos inspiran, que da una connotación distinta”.

¿Quiénes son, entonces, los personajes de este libro?
“Es pensado con una filosofía clara y son personajes que han generado una historia dentro de nuestro contexto social, que nos han inspirado, que han construido sus propias vidas de una manera particular, que han sido determinados, que se han convertido en ejemplo para todos los colombianos y básicamente bajo ese criterio, en todas las esferas: escénicas, artísticas, políticas, culturales, deportivas. Hay unos personajes que representan todos esos frentes y cada uno ha sobresalido en lo que hace”.

¿Qué es lo que le interesa del retrato?
“Definitivamente lo que me gusta es explorar y ahondar en el alma del personaje. Me parece que cada vez que hago una imagen de un personaje, ella debe comunicar de manera clara la esencia del personaje que se está fotografiando, y lo que yo como fotógrafo quiero comunicar a través de esa imagen. No es solo fotografiar a un personaje, sino tratar de llevarlo un poco más allá y generar un contexto estético profundo, que pueda tocar la sensibilidad de quién observa la imagen”.

Debe haber, entonces, conexión con el personaje...
“Sin duda, porque sino, no sucede nada. Si no te encuentras con una persona que tenga la confianza para jugar a este sueño y a esta idea, terminaría siendo un fracaso de retrato”.

Porque el retrato tiene ese tono íntimo...

“Por supuesto. Eso se logra cuando, uno, la persona tiene la confianza en quién lo va a fotografiar, y otra de las cosas importantes es que cuando yo llamaba al personaje le decía qué quería hacer y ya esa persona a partir de la idea decía que sí, como decirle a Pastrana vea, es que lo quiero en la Plaza de Bolívar, con palomas, y sí Pastrana me dice que sí, cuando llega a la Plaza de Bolívar está dispuesto a jugar a todo eso. Entonces hay una complicidad muy grande”.

La imagen de García Márquez se la había soñado hace mucho tiempo...

“Hablaba con una persona y me decía, tú no estás muy feliz de ver esta foto, y pues, realmente para mí el éxtasis es el momento de poder compartir una hora con un personaje del cual yo leí el primer libro cuando tenía diez años y que lo he venido siguiendo y lo admiro y a quien siempre había querido fotografiar. Definitivamente te genera un regocijo en el alma especial y sobre todo el haber logrado una foto que se fue elaborando tanto, tanto, que es tan supremamente simple. Parte de un concepto que es hacerle un homenaje al amor, a Mercedes, que todos los días le ponía una rosa amarilla para que él se inspirara, pero haber logrado esa complicidad con él, esa ingenuidad y esa ternura, genera un recocijo especial”.

En estos retratos importa el contexto, saber, por ejemplo, qué significan las flores amarillas para Gabo...

“Muchísimo, o sea, es fundamental, porque si no se convertiría en un accidente de fotografía, fortuito, sin poder determinar si está bien o mal. Por eso te digo que hacer que la gente entre en el juego, hablar con Samper, y decir que lo quiero en un túnel, por esto y esto, sacarlo de su casa, moverlo con toda la seguridad que se tiene que mover un personaje de estos, meterlo a un túnel, generando una atmósfera de cuando él se fue dos veces de este plano terrenal. Obviamente tenés que crear este contexto y si él te dice sí, ahí se está generando la sinergia mágica, para que esto se dé, pero si él me dice no, hagámoslo en mi apartamento, porque si no, no la hago, se vuelve complejo, porque cada imagen requiere un entorno. La foto del Pibe la pude haber hecho en Bogotá, pero llevé al Pibe hasta Santa Marta, que él ni siquiera vive allá, para poder hacer ese retrato, porque yo me lo soñaba en Taganga, que es su territorio natural. Es trabajar con un contexto muy honesto y profundo cada una de las imágenes sin ser facilistas y con mucha conciencia, para que termine comunicando lo que debe comunicar. No es un libro de personajes fotografiados porque son lo que son de cualquier manera. Es un libro en donde cada quién tiene un contexto y además el libro, si lo hojeas, empieza a contar una historia, que era otro de mis sueños. Abres la primera página y te está hablando de una apertura que es la foto de Anamarta de Pizarro, que está leyendo un libro, que es como una fábula, y tiene un texto que dice Érase una vez. A partir de allí empieza un recorrido visual que te habla de la tenacidad, de vencer los miedos, del sacrificio, del empuje, de la determinación, de la belleza, de la fuerza masculina, de la fuerza femenina, del poder de la ciencia. Las mismas imágenes te van introduciendo en un cuento que tiene muchas cosas de oníricas y de civismo y de percepción personal y de imposición de puntos de vista”.

Te puede interesar

¿Buscando trabajo?
Crea y registra tu hoja de vida.

Las más leídas

Te recomendamos

Utilidad para la vida

Regístrate al newsletter

PROCESANDO TU SOLICITUD