Tiene nueve años y, ahora también, una canción. La compuso con su xilófono, allá en Puerto Asís. Yeison Vargas habla poco, pero dice, sin preguntarle a la mamá para confirmar, que él la hizo y que se inspiró en su municipio. Fantasía asiseña. Así se llama.
Él es uno de los 15 niños, que sin pasar de los 12 años, es decir, así de pequeño, ya tiene una canción de la que puede declararse, con sonrisa y todo, sin pena ni nada, compositor.
Hey Mozart es un proyecto que llegó al país hace tres años con la Fundación Batuta, pero que empezó en The University of North Carolina de Greensboro, Estados Unidos, a partir de la idea del compositor argentino Alejandro Rutty . “Lo que se quiere es incentivar la creatividad y la composición desde temprana edad”, señala Hernán Aguilar, director de la orquesta.
En las tres ocasiones anteriores, el concierto en el que se presenta el trabajo de los niños se hizo en Bogotá, solo que este año decidieron descentralizarlo y traerlo a Medellín.
Antes de que suenen los instrumentos, ya han pasado muchas cosas antes: una convocatoria con los pequeños que hacen parte de la Fundación Batuta, para que compongan una melodía, que luego pasa a decisión de un jurado. Esta vez se eligieron 90, de las que finalmente quedaron 15.
El proceso continúa con estudiantes universitarios, que hacen un arreglo a cada composición, para finalmente convertir el conjunto en una obra sinfónica, que será interpretada por la orquesta Hey Mozart, integrada por profesores de la Fundación Nacional Batuta, músicos de las orquestas de Eafit y la Academia Filarmónica de Medellín.
El concierto
Los niños componen sus melodías en los instrumentos que tocan, como de percusión, flautas dulces y xilófonos pequeños, y están acompañados durante el proceso por sus profesores.
Por supuesto, la inspiración está en su mundo y en su cotidianidad. “En el lugar que los rodea -añade Hernán-. Hay una canción que se llama Luna llena. Ellos se basan en esas cosas”.
Eso hace que la presentación esté llena de sabores. Hay compositores de Antioquia, Nariño, Putumayo, Huila, Cundinamarca, La Guajira, Arauca y Guainía, y cada uno pone su ritmo y sus influencias.
“Lo más importante es que ellos no piensan qué están componiendo. Depende del arreglista, que encuentra un bambuco o un pasillo”.
Durante el concierto, los compositores interpretarán su canción con su instrumento y, luego, la orquesta hará lo mismo, pero con el arreglo a su melodía. Van a poder entonces escucharse y escuchar su idea con una orquesta completa, con músicos profesionales.
Olga Lucía Piloto , por ejemplo, toca los platos. No tiene una melodía, pero va a tocar una. “A mí me gustan los platos porque ahí suena más bonito todo”. Tiene 11 años, es de Puerto Inírida y tampoco habla mucho o puede que sí, pero en esta ocasión prefiere su instrumento y tres palabras más sobre el concierto: “Suena muy rico”.
Pico y Placa Medellín
viernes
0 y 6
0 y 6