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Los tiros que perdió "Manuel Marulanda" para hacer la paz

  • Durante el mandato de Belisario Betancur se abrieron diálogos con diferentes grupos guerrilleros. En esta imagen de finales de 1984 aparecen Vera Grabe, del M-19; Nicanor Restrepo, empresario; alias ?Manuel Marulanda?, de las Farc, y John Agudelo, preside
    Durante el mandato de Belisario Betancur se abrieron diálogos con diferentes grupos guerrilleros. En esta imagen de finales de 1984 aparecen Vera Grabe, del M-19; Nicanor Restrepo, empresario; alias ?Manuel Marulanda?, de las Farc, y John Agudelo, preside
  • Los tiros que perdió "Manuel Marulanda" para hacer la paz
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01 de enero de 1900
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  • Los intentos de paz dejaron algunos avances y lecciones para el país.
  • Tres gobiernos tendieron la mano a la guerrilla de las Farc, desde 1982.
  • El conflicto se incrementó tras el fin de cada uno de los procesos.
  • El optimismo dio paso a la desconfianza entre las partes.
Por
Carlos Olimpo Restrepo S.

Tres oportunidades tuvo Pedro Antonio Marín Marín para llevar a las Farc a acuerdos de paz con diferentes gobiernos, pero todos terminaron en rupturas abruptas que agudizaron más el conflicto armado interno.

La oferta de negociación al máximo comandante de las Farc fue abierta por los presidentes Belisario Betancur Cuartas (1982-1986), César Gaviria Trujillo (1990-1994) y Andrés Pastrana Arango (1998-2002).

Con el presidente Virgilio Barco Vargas (1986-1990) se mantuvieron inicialmente los acuerdos firmados con el gobierno de Betancur, pero estos se dieron por terminados en medio de una ola de asesinatos a dirigentes políticos de izquierda.

Acuerdo humanitario
Es de recordar que el presidente Ernesto Samper Pizano (1994-1998) también tendió la mano a las Farc, pero esta guerrilla hizo caso omiso, con el argumento de que su gobierno era ilegítimo, por haberse filtrado dineros de narcotráfico en su campaña electoral.

Sin embargo, en junio de 1997, el gobierno de Samper y las Farc firmaron el acuerdo humanitario de Remolinos del Caguán, para permitir la liberación de militares secuestrados por esa guerrilla, en lo que se convierte en el primer acuerdo de este tipo en la historia reciente de Colombia.

Este antecedente sirvió como base para otros procesos similares, como el acuerdo de intercambio humanitario en junio de 2001, cuando se adelantaban los diálogos entre el Gobierno y las Farc en la zona desmilitarizada del Caguán.

Pero en estos acercamientos, negociaciones o diálogos -que estuvieron en su mayoría rodeados de mucha esperanza y optimismo por parte de la sociedad civil colombiana- no se logró la paz y el país continúo sumido en su conflicto interno, en algunos momentos con más fuerza que antes.

Y en todos estos procesos, "Manuel Marulanda Vélez" fue protagonista, no siempre de cuerpo presente -como en Tlaxcala o Caracas-, pero sí como el máximo dirigente de las Farc.

Pero las oportunidades de llevar a las Farc a firmar la paz con el poder que deseaban conquistar, nunca fue posible con "Marulanda" o "Tirofijo" a la cabeza de esa organización ilegal. Eso sí, de manera hábil, "Tirofijo" y sus hombres fueron en aumento, así como su capacidad de lucha, que llevó a las Farc a pasar de la guerra de guerrillas a la guerra de movimientos.

Pero con los recientes golpes militares sufridos, las deserciones y el asedio de los organismos de seguridad del Estado, las Farc han tenido que replegarse y en algunos sectores se plantea la idea de que es el momento de empezar de nuevo el camino del diálogo.

Este es un repaso a los acercamientos entre las Farc y los diferentes gobiernos.

Los tres procesos en la búsqueda de la salida al conflicto que no prosperaron
El avance político logrado con Belisario Betancur

Con la promesa de poner fin a los cerca de 20 años de enfrentamiento entre las guerrillas y las fuerzas del Estado, Belisario Betancur llegó a la Presidencia el 7 de agosto de 1982 y, al poco tiempo, creó una comisión de paz que se encargaría de buscar el diálogo con todos los grupos armados al margen de la ley.

Para 1984, el Gobierno firma tres acuerdos de cese el fuego con las Farc (marzo) y el M-19 y las Autodefensas Obreras (agosto), a los que se sumarían dos pactos similares en 1985 y 1986 con sectores del Eln.

El tratado firmado con las Farc el 28 de marzo de 1984, llamado el Acuerdo de la Uribe, estableció un cese el fuego de las partes a partir del 28 de mayo de ese año y, lo más importante, ?cuando a juicio de la Comisión de Verificación, hayan cesado los enfrentamientos armados, se abrirá un período de prueba o espera de un (1) año para que los integrantes de la agrupación hasta ahora denominada Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc-Ep) puedan organizarse política, económica y socialmente, según su libre decisión?.

Este punto dio origen, en 1985, a la creación de la Unión Patriótica (UP), partido conformado en su mayoría por civiles, pero que tendría en un comienzo un fuerte vínculo con las Farc, algunos de cuyos miembros se integraron al naciente movimiento político.

En marzo de 1986, las Farc y la Comisión de Paz acordaron prorrogar el Acuerdo de la Uribe y la UP fue a las elecciones de mayo de ese año con garantías por parte del gobierno (en la foto de arriba, Braulio Herrera, uno de los miembros de las Farc que optó por la vía política -a la izquierda-con Jaime Pardo Leal -tercero de izquierda a derecha- y el presidente Belisario Betancur, tras la ratificación de esos acuerdos).

En las elecciones de mayo de 1986, la UP obtuvo cinco senadores, nueve representantes, 14 diputados en las Asambleas departamentales, 351 concejales y 23 alcaldes, en especial en zonas de fuerte influencia guerrillera, como Urabá, Chocó, Magdalena Medio y Santander. De igual manera, el candidato presidencial Jaime Pardo Leal obtuvo el 4,6 por ciento de los votos, algo muy elevado para un aspirante de la izquierda en Colombia.

Pero este avance político se vio nublado por la sucesión de asesinatos de los miembros de la UP por parte de una alianza entre narcotraficantes, paramilitares y algunos miembros de los organismos de seguridad del Estado, así como por la reanudación de ataques por parte de las Farc contra la Fuerza Pública. Estos hechos llevaron a que, durante el mandato de Virgilio Barco se acabara el proceso y que de nuevo el país volviera a ver crecer el conflicto armado.

De Tlaxcala a Caracas con el gobierno de César Gaviria
El gobierno de César Gaviria comenzó con un mensaje claro a las Farc: las fuerzas del Estado no tenían territorios vedados en el país y por eso ordenó, el 9 de diciembre de 1990, el ataque a Casa Verde, en Uribe, Meta, donde se encontraba el Secretariado de ese grupo ilegal armado, con ?Tirofijo? a la cabeza.

Pero el entonces Presidente dejó abierta la puerta al diálogo y, en 1991 y 1992 se buscó poner fin al conflicto con esa guerrilla, con el apoyo de los gobiernos de Venezuela y México, que autorizaron la realización de las conversaciones entre el ejecutivo colombiano y el grupo ilegal armado en las ciudades de Caracas y Tlaxcala.

Estos diálogos estuvieron encabezados por ?Alfonso Cano?, por parte de la guerrilla, y eran de agenda abierta, es decir, se podía tratar cualquier tema que las partes consideraran importante para poder avanzar hacia una negociación en búsqueda de la paz.

En junio de 1991 se firmó la Agenda de Caracas, que estableció algunos mecanismos para el desarrollo de los diálogos, los cuales se suspendieron a los pocos meses y se reanudaron en marzo de 1992 en el centro vacacional La Trinidad de Tlaxcala, donde el delegado del Gobierno fue Horacio Serpa Uribe, quien hizo parte de la Comisión de Paz durante el mandato de Betancur y, por tanto, conocía la manera de negociar de ?Cano?.

Es de anotar que en estos diálogos, el Gobierno tenía como contraparte directa a la Coordinadora Guerrillera Simón Bolívar (Cgsb), constituida en 1987 por todos los grupos guerrilleros de Colombia pero que para entonces estaba reducida a las Farc y al Eln. Los acercamientos contaban con la mediación de la Iglesia católica colombiana.

Estos dos grupos asumieron posiciones distintas en algunos momentos de las conversaciones, lo cual contribuyó a que el proceso se desgastara y, el 21 de marzo de 1992, tras conocerse el asesinato del ex ministro de Obras Públicas Argelino Durán Quintero, secuestrado por las Farc, el presidente César Gaviria ordenó suspender los diálogos.

Este fracaso fue calificado de estéril por Serpa Uribe y acusó a las Farc de burlarse del país y de la mediación de la Iglesia.

La ruptura llevó al incremento de la confrontación armada y, gracias al negocio del narcotráfico en que ya estaban inmersas, las Farc se fortalecieron militarmente, lo cual quedó demostrado durante el gobierno de Ernesto Samper, en que este grupo ilegal armado comenzó una serie de ataques a bases militares y poblaciones intermedias, con duros golpes a los miembros de la Fuerza Pública, lo cual llevó al primer acuerdo humanitario en la historia reciente del país.

La ilusión del Caguán acabó por secuestros y ataques
La foto del candidato Andrés Pastrana con el máximo dirigente de las Farc, a comienzos de 1998, hizo que la mayoría de los colombianos se ilusionara con la consecución de la paz con ese grupo guerrillero y por eso fue elegido presidente, en la segunda vuelta de las elecciones.

La obsesión por buscar la paz, llevó a Pastrana a retirar la Fuerza Pública de San Vicente del Caguán (Caquetá), Uribe, Vistahermosa, La Macarena y Mesetas (Meta), para emprender un diálogo abierto con esa organización guerrillera.

Esta exigencia del grupo ilegal no fue bien recibida en todos los sectores del país, pero el 7 de enero de 1999, tras superarse la objeción de las Farc a los militares desarmados que permanecían en el batallón Cazadores (San Vicente), comenzó el diálogo. La guerrilla insistía en que sólo en una zona libre de militares y policías se podrían realizar los acercamientos sin sobresaltos y por eso exigieron el retiro de los uniformados del Cazadores, lo cual les fue concedido.

Sin embargo, en el acto de instalación no estuvo presente ?Manuel Marulanda Vélez?, quien dejó esperando no solo al presidente Pastrana, sino a gran parte del país, que quería escuchar su compromiso decidido de búsqueda de la paz.
El despeje militar de los cerca de 42.000 kilómetros cuadrados estaba previsto inicialmente para 90 días, pero sucesivas prórrogas lo llevaron hasta el 20 de febrero de 2002, sin que se registraran grandes avances.

La agenda común de mayo de 1999, los acuerdo de Los Pozos de febrero de 2001, el acuerdo de San Francisco de la Sombra de octubre de 2001 y el acuerdo de cronograma para el futuro del proceso de paz de enero de 2002, son los documentos más importantes de este proceso, que también incluyó un acuerdo de intercambio humanitario, en junio de 2001.

Lo que llevó al fracaso de este diálogo, que se hizo sin una tregua de por medio, con excepción del Caguán -donde el único grupo armado que estuvo en esos tres años fueron las Farc-, fue la escalada de la guerrilla contra objetivos militares, contra la infraestructura energética y vial del país, y con indiscriminados ataques que afectaron a la población civil. Fueron precisamente dos acciones de estas las que acabaron con la paciencia del presidente Pastrana. El 20 de febrero de 2002, las Farc desviaron un avión y lo hicieron aterrizar en El Hobo, Huila, y se llevaron al senador Jorge Eduardo Géchem hacia la zona de despeje, como habían hecho con otros rehenes. En la madrugada, un puente fue dinamitado en la vía entre San Carlos y San Rafael, Oriente de Antioquia. Una ambulancia que transportaba a una mujer embarazada cayó en el abismo, como volvieron a caer las esperanzas de paz.



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