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Los trajes del poder

  • Óscar Domínguez Giraldo | Óscar Domínguez Giraldo
    Óscar Domínguez Giraldo | Óscar Domínguez Giraldo
09 de marzo de 2011
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Me sumo al tic criollo de hacer balances transcurrida media hora, cien días, seis meses de gobierno. Hasta hoy nadie se había ocupado de la forma como viste nuestra dirigencia:

Los pantalones "chicles" o leggings , que son más chic con el turbante que usa la exsenadora Piedad Córdoba, ajustados a su generosa y liberal anatomía, ponen en peligro la liberación de otros secuestrados. Y el mismo proceso de paz.

Angelino Garzón: Su ropa sindicalizada, estilo "nadaíto de perro", está confeccionada para pasar inadvertido. Nadie daba un peso por el protagonismo del Vice. El devoto cultor del colesterol está que se queda con el pan y con el queso del poder. Salvo su corazón, todo está bien.

Los protagonistas de la historia deben sentirse cómodos biografiados por la profesora Diana Uribe. Otra cosa dirían de las pintas que usa para estar a tono con su desabrochada prosa. "Ese tierrero que se armó en Waterloo fue muy tenaz", suele decir nuestra Herodoto criolla. De berrear sus pintas del paleozoico, con accesorios bajados con horqueta de El Hueco.

Los daltónicos nos preguntamos cuál es la "semiótica" detrás del traje blanco "once mil vírgenes" que lució durante su posesión la Fiscal Viviane Morales. Dedales de la haute couture sabrán traducirnos sus aparatosos atuendos.

La pinta de la dirigencia del Polo Democrático sale con cualquier bus a Campo Valdés. Compran la ropa en los mismos locales de media petaca.

Clarita López Obregón, mandacallar del Polo, se toma todo su tiempo para arruinar su fachada antes de salir a la calle. Solo cuando lo ha conseguido sale a la llanura.

Antanas Mockus se parece a sus trajes que dan la sensación de que no van para ninguna parte. Aunque parezca que sí. De eso se trata la alta política.

El talentoso exministro Andrés Felipe Arias, por su forma de vestir y hablar con espejo retrovisor, ignora que más vale ser Andrés Felipe I que imposible Uribe II.

El general Óscar Naranjo, tambor mayor de la Policía: Como siempre anda de monótono traje color verde oliva, da la impresión de que jamás cambiara de hebra. Pero mujeres hay que chorrean la baba por las charreteras del "wikiliquiado" militar.

Con su gabardina (¿alquilada?) a lo Berlusconi o Mourinho, Leonel Álvarez, segundo de la selección de fútbol, abandonó sus camisas ajustadas, y durante 90 minutos fue el más elegante de la parroquia colombiana, dirigiendo al lado del español Del Bosque en el Bernabéu madrileño.

Juan Manuel Santos: Si sus manos van por un lado y sus palabras por otro, contrariando elementales normas oratorias, sus vestidos salen con las enmiendas que les sigue haciendo a las políticas (huevitos) de su inspirador. Para no incurrir en falsos positivos, consulta a su mujer con qué pinta le combina la próxima trastada que pondrá a trinar a quien convirtió en su nuevo mejor enemigo.

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