Un 23 de diciembre, a las 6:00 de la mañana. Hora de estar pensando en el Niño Jesús o, en el peor de los casos, estar terminando una fiesta. Pero, ¿de jugar una final deportiva?
Hoy se cumplen 50 años de un hecho sin precedentes (por lo menos conocidos) en el deporte colombiano. El 23 de diciembre de 1959, Antioquia le ganó la final al Valle del Cauca de un Nacional mayores de baloncesto en Cúcuta, a las ¡6:00 a.m.!
"Fue un caso bastante particular. El título se definía por un cuadrangular final, y como Valle y Antioquia quedaron empatados, nos tocó jugar un partido extra. Lo malo es que nosotros terminamos nuestro partido el 22 a las 11:30 de la noche y el vuelo de regreso salía el 23 a las 10:00 de la mañana. No había otra hora para jugarlo", explica Alberto Yarce, poste titular y uno de los integrantes del equipo paisa, protagonista de esa extraña hazaña deportiva.
Por eso, con menos de dos horas de sueño y con un torneo a cuestas que ya sumaba casi 15 días de juego, los antioqueños salieron a jugar una rara final, en el coliseo Totó Hernández de Cúcuta, ante el clásico rival.
El resultado fue un 70-61, que no resulta menos que anecdótico ante la particularidad de la final. "El día anterior, después de ganarle a Norte de Santander, un paisa que vivía allá nos llevó para la casa finca de él. Comimos de todo hasta las 2:30 a.m... No dormimos nada. Y al otro día jugábamos la final", recuerda Yarce, quien hizo parte de esa nueva camada de basquetbolistas que vivió el furor del recién inaugurado Iván de Bedout.
La final se jugó, con "inicio prematuro a las 6:20 de la mañana, algo diferente para todos", decía el reporte de EL COLOMBIANO para esa jornada.
La final no podía ni siquiera irse a tiempo extra, porque los dos equipos viajaban en el vuelo de las 10:00 de la mañana desde Cúcuta. Y como solo salían aviones desde la frontera cada cuatro días, arriesgarse a perder el viaje era quedarse hasta el 28 y perder la Navidad con las familias.
Para Yarce, más allá de hacerse reconocido, celebrar esta fecha era una manera de reencontrarse con los amigos, los viejos integrantes de la selección antioqueña, y entregarle a la Liga Antioqueña el trofeo que aún guarda en las vitrinas de su casa.
"Se lo quería entregar a la Liga, que pudiéramos reunirnos todos y revivir esos momentos. La intención es no dejar que el baloncesto se muera, que siga en vigencia", explica Yarce, quien no encontró eco en la dirigencia para hacer la reunión.
Ese equipo, para recordarlo, estaba integrado por Óscar González, Luis Vergonzoli, Óscar Villa, Jairo Jiménez, Rodye Yarce, Juan Guillermo Penagos (q.e.d.p.), Evelio Vásquez, Gerardo Hekar, Gustavo Martínez y Alberto Yarce, bajo el comando de John Jairo Rodríguez. Ellos escribieron una página muy particular de la historia. Una muy madrugadora y navideña.
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