Dicen que el paisa nace donde quiere. El doctor Pablo Mejía nació en Armenia, estudió en México y vive en Galicia, una región del noroeste de España que le recuerda mucho al Oriente antioqueño, su verdadera patria.
"De allá salió mi familia a buscar fortuna en el Eje Cafetero y allá vuelvo siempre", cuenta con su acento montañero intacto a pesar de llevar tantos años viviendo en España.
El doctor Mejía llegó a La Coruña en 2002 con su esposa y sus dos hijos para trabajar en una ARP gallega.
El desembarco en el nuevo país fue perfecto hasta que se chocó con la terquedad de la burocracia ibérica, que se negó a homologar su título de ortopedista por haber estudiado fuera de España.
Lo mismo le pasó a su mujer, que se especializó en anestesia en México e igual le ha pasado a 12.000 médicos generales y a 3.300 especialistas que llevan más de diez años esperando a que les reconozcan sus títulos obtenidos en el extranjero.
Lo más paradójico es que el 80 por ciento de ellos trabaja para el Gobierno, que no tiene suficientes especialistas para atender a una población cada vez más envejecida, pero que prefiere dejarlos en un limbo para no enfrentarse a las poderosas sociedades médicas.
"Hay cardiólogos y pediatras que se han jubilado en un hospital público sin que nunca les hayan reconocido su título", explica el doctor Mejía, que decidió luchar contra lo que considera una injusticia en toda regla: fundó la Sociedad de Traumatolgía de La Coruña y hoy es el jefe de urgencias del hospital de esa ciudad.
Como director de la Asociación de Médicos Extracomunitarios logró reunirse con el expresidente Zapatero, que finalmente publicó un decreto que solucionó algunas homologaciones. Pero muchas siguen paralizadas.
"Con la crisis económica nos hemos convertido en el eslabón más débil de la cadena: cuando recortan gastos somos los primeros en salir por no ser especialistas. Mejor dicho, como un pañuelo que echan a la basura cuando no lo necesitan", dice este paisa que se ha convertido en la voz de miles de médicos extranjeros que trabajan en un país donde hacen falta 20.000 especialistas en distintas áreas.
Esa lucha silenciosa y convencida llevó al doctor Mejía a ser reconocido como uno de los Cien Latinos del Año al lado de personajes de la talla de Mario Vargas Llosa, Falcao García y 97 historias más que muestran la huella que está dejando la inmigración latinoamericana en la Madre Patria. Una huella compuesta por más de un millón y medio de luchadores.
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