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Mi villano favorito 2, de Pierre Coffin y Chris Renaud: minions de gracias

  • Mi villano favorito 2, de Pierre Coffin y Chris Renaud: minions de gracias | FOTO CORTESÍA
    Mi villano favorito 2, de Pierre Coffin y Chris Renaud: minions de gracias | FOTO CORTESÍA
12 de julio de 2013
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La historia era encantadora: un villano de malas pulgas, de nariz ganchuda y mal genio permanente, quería cometer el golpe del siglo: robarse la luna. Y durante buena parte de la película que nos lo presentó hace tres años, nos reíamos con las ocurrencias ese personaje, Gru, que detestaba todo lo que fuera alegre y luminoso. Su antipatía lo hacía todavía más encantador a nuestros ojos, como una especie de antihéroe animado, que terminaba por mostrar otras emociones más positivas cuando un trío de niñas huérfanas despertaba su ternura.

El problema es precisamente ese: que para Mi villano favorito 2, Gru no sea el mismo de antes. Ahora todo el humor que causaba su rabia contra el mundo, todos los chistes visuales que esa actitud permitía se han esfumado y sólo queda de ese recordado personaje, su facha de empleado de funeraria y esa voz particular (tanto la que hace en inglés Steve Carell como la que escuchamos en el impecable trabajo de la versión doblada); pero sus pataletas, sus enojos terribles, han pasado a ser los problemas normales de cualquier padre soltero: hacer fiestas temáticas llenas de princesas, celar novios. Este no es el personaje que nos fascinó en 2010 sino una versión domesticada y un poquito patética del mismo.

Conscientes de que al hacerlo crecer con la paternidad y abandonar el crimen habían cambiado demasiado a su estrella (pensemos por ejemplo que aparte de aprender un par de lecciones, ni Woody ni Buzz Lightyear son distintos en las secuelas, a como eran en la Toy story original), los guionistas han creado una trama que le permita ahora a Gru, estar en el bando de "los buenos". Por eso inventan una especie de agencia gubernamental que lo contrata para que les ayude a encontrar a un malvado que se robó un suero que hace mutar a las criaturas. Todo suena y se siente muy metido a la fuerza, en un argumento sin lógica ni encanto, que hace que la cinta se torne sosa y medio boba en algunos fragmentos.

Por fortuna, lo que pierde su personaje principal lo ganan los secundarios, comenzando por la agente Lucy, una simpatiquísima compañera de aventuras para el exvillano, continuando por el rival de turno (prueba de que "lo latino" cada vez es más importante en Estados Unidos) y terminando por lo mejor que tiene Mi villano favorito 2: las ocurrencias, los gags físicos, las palabras ininteligibles de los minions, aquellos miles de trabajadores de piel amarilla bajo las órdenes de Gru, que gracias a su particular versatilidad (se disfrazan, tiene todo tipo de talentos), funcionan como los payasos del circo: pueden hacer cualquier cosa, incluso llorar, y nosotros nos reiremos con ellos.

Visualmente muy atractiva, esta secuela divierte sin ser grandiosa y nos hace añorar a los adultos todo lo que nos había encantado la primera vez: esa sensación de que por fin había quien entendía, en el mundo animado, nuestra mala leche cotidiana.

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