Una enorme nube de ceniza procedente de un volcán en Islandia convirtió ayer los cielos del norte de Europa en una zona no apta para volar, lo que dejó a cientos de miles de pasajeros en tierra.
La organización de seguridad aérea de Europa dijo ayer que la interrupción, que es la mayor vista en la región, podría extenderse y un importante vulcanólogo aseguró que la ceniza podría representar problemas intermitentes para el tráfico aéreo por seis meses si la erupción continúa.
Pero incluso si la interrupción se supera rápidamente, el impacto financiero sobre las aerolíneas probablemente será significativo, dijo un especialista.
El volcán comenzó su erupción el miércoles por segunda vez en un mes desde la parte inferior del glaciar Eyjafjallajokull, arrojando a la atmósfera una nube de ceniza de entre 6 y 11 kilómetros que se propagó rápidamente.
Las cenizas volcánicas contienen minúsculas partículas de vidrio y roca pulverizada que pueden dañar los motores y un vulcanólogo de Islandia explicó que la erupción estaba aumentando su intensidad.
Inglaterra prohibió los vuelos en su espacio aéreo, excepto para emergencias.
Esta es la primera vez que se recuerde que un desastre natural causa tal interrupción. Incluso después de los ataques contra Estados Unidos del 11 de septiembre del 2001, Inglaterra no cerró su espacio aéreo.
Ni Eurocontrol ni las autoridades de los distintos países afectados se atrevieron a dar un plazo concreto sobre el fin de las restricciones.
Por su parte, el operador de Aeropuertos Españoles y Navegación Aérea (Aena) informó de que 342 vuelos entre España e Inglaterra, Irlanda, Noruega, Dinamarca, Finlandia y Suecia, 161 de ellos con salida desde aeropuertos españoles y el resto correspondientes a llegadas fueron suspendidos.
Mientras tanto, la situación en Islandia, una isla volcánica donde se producen erupciones cada tres años en promedio, es de máxima precaución.
Las autoridades ordenaron evacuar urgentemente a 800 personas en la zona próxima al volcán por las inundaciones causadas tras la erupción.
Los organismos de socorro siguen de cerca la evolución de la situación y no descartan más evacuaciones.
La Dirección de Salud invitó a los islandeses a permanecer en sus casas y no salir salvo por motivos de necesidad, en cuyo caso recomendó el uso de mascarillas para protegerse de los gases tóxicos que puedan ser enviados a la atmósfera a través de la ceniza.
Sin embargo, científicos aseguran que la ceniza no constituye un riesgo para la salud debido a la altura a la que se encuentra.
Entre los afectados por la cancelación de vuelos, figuran personalidades como el primer ministro noruego, Jens Stoltenberg, el príncipe Haakon de Noruega y el ministro de Exteriores sueco, Carl Bildt, así como miembros de la realeza europea que tenían previsto volar a Copenhague para acudir a los actos del septuagésimo cumpleaños de la reina Margarita II.
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