El anuncio ayer del presidente de Estados Unidos, Barack Obama, de no continuar con los planes para establecer un escudo antimisiles en la República Checa y Polonia y sumarse a un plan global de defensa ha polarizado la opinión internacional.
Para algunos, mientras Rusia hace nuevos acuerdos de venta de armas, e Irán y Corea del Norte desafían al mundo con su política nuclear, el presidente estadounidense aligeró las tensiones de la carrera armamentista. Otros, sin embargo, lo ven como un signo de debilidad.
A pesar de esto, Moscú celebró la medida y manifestó su disposición para mejorar las relaciones con la Casa Blanca. "Espero que encomendemos a las correspondientes estructuras de ambos países (Rusia y E.U.) que activen la cooperación para atraer a los europeos y otros países interesados a sumarse al plan global de defensa", dijo el presidente ruso, Dimitri Medvedev.
Thomas Donnelly, del Centro de Estudios Políticos en Washington, le dijo a este diario que "Rusia ya había mostrado su inconformismo con el escudo, exigía su desmonte y Obama cedió" .
El experto aseguró que en esta decisión del presidente estadounidense, primó el interés nacional.
"En un momento de coyuntura donde se busca aprobar una costosa reforma del sistema de salud, no se puede desperdiciar el dinero en otros países. Lo mismo se debería hacer en Afganistán y anunciar el retiro de las tropas", dijo.
Por otro lado, Jonathan Temin, experto en mediación y resolución de conflictos del Instituto de Paz de E.U., calificó la decisión de acertada.
"Es una movida inteligente, práctica. Tuvo en cuenta la efectividad del sistema, los costos y el impacto".
En diálogo con EL COLOMBIANO, Temin agregó que "antes, podíamos hablar de costo y beneficio. Ahora debemos tener en cuenta costo, beneficio y oportunismo".
Según Temin, ese es un proyecto de prevención, pero no oportuno por el momento que atraviesa la economía mundial.
Además, Obama aseguró que por ahora no hay "una amenaza inminente para Estados Unidos o las principales capitales europeas".
Así, el plan del escudo antimisiles que había sido impulsado por la administración Bush quedará suspendido. Aunque el mandatario estadounidense no descarta la posibilidad de habilitarlo nuevamente.
Por el momento, gran parte de la comunidad internacional coincide con el secretario general de la Otan, Anders Fogh Rasmussen, que consideró la decisión de Obama como "un paso positivo".
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