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Oscar 3453 nace en Chicago

27 de enero de 2009
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Una de las más grandes estrellas en los premios de la Academia nació en el noroeste de Chicago, fue traída al mundo por Martín Vega y preparada para la gran noche por Eladio González. Técnicamente se llama 3453, pero es mejor conocida como Oscar.

En unas pocas semanas, estará brillando en el escenario del Teatro Kodak en Hollywood, quizás en las manos de una llorosa Kate Winslet o de un más llorón Mickey Rourke. Lo tomarán por la cintura, lo alzarán al aire y le agradecerán a todo el que los ayudó a modelar su éxito. Todos, excepto Vega y González.

La historia del Oscar 3453 comienza con un vaciado _ la transformación de un trozo de metal en un hombre de 34 centímetros (13,5 pulgadas) cuyo trasero le recordó a Bette Davis el de su primer esposo, según cuenta la leyenda.

Estamos en la fábrica R.S. Owens, un edificio anodino en la Avenida North Lynch, donde se fabrican las estatuillas desde 1983. Es 22 de enero y, casualmente, las nominaciones a los premios de la Academia acaban de anunciarse en Beverly Hills. "El curioso caso de Benjamin Button" encabezó la lista con 13 candidaturas, así que quién sabe, quizás Oscar 3453 termine con Brad Pitt o con el maquillador Greg Cannom.

Pero en este momento, Vega, de 40 años, se enfoca en su propio arte al derretir barras de una alianza de peltre de calidad superior en un tanque de fundición. Entonces mete un cucharón en el líquido de 780 grados (415 centígrados) y lentamente lo vierte en un molde de acero, uno de sólo dos jamás hechos y el único que sigue funcionando. El molde usualmente está guardado en una caja fuerte y es sacado sólo en esta época del año por unos dos días para fabricar los 50 Oscar que se enviarán a Hollywood.

Vega inclina levemente el molde y lo llena uniformemente. Eso sólo toma 13 segundos, y espera alrededor de un minuto antes de abrir la parte superior del molde, martillarlo un poquito hasta que se desprende, revelando al orgulloso Vega la espalda de un Oscar de casi cuatro kilos (8,5 libras). "Nada mal para ser un hombre de 81 años", dice Noreen Prohaska, gerente de ventas de Owens y nuestra escolta del día.

Vega saca la estatuilla aún caliente y la coloca junto a otras siete, todas boca arriba en una mesa cercana. Las deja enfriar quizás una hora para luego quitarle algunos excesos con lo que parece una pieza de manguera (o cordón umbilical) que sale del recipiente donde el metal fundido se echó en el molde.

En adelante lo trabaja González, de 40 años, en la máquina pulidora. Primero usa una lija pequeña, luego otra más grande. Cuarenta y cinco minutos después, brilla el Oscar.

Cada estatuilla tiene asignado un número de serie, que se graba en la base, para asegurar que la Academia de las Artes y Ciencias Cinematográficas pueda seguirle la pista a cada una. De ahí el nombre tal especial de nuestro objeto, 3453.

La grabadora Louise White, de 56 años, asegura el Oscar boca abajo, con la cabeza contra un trozo de goma "para que no le demos una jaqueca", dice. Los números 3-4-5-3 se alinean en su máquina y White, quien lleva 36 años trabajando para Owens, usa lo que parece un taladro dental primitivo para trazarlos.

Eso está conectado con una aguja de diamante industrial, apuntada a la base del Oscar y que imita los movimientos exactos del instrumento de trazado, sólo la mitad de su tamaño. Así que, cuando White traza un "3" con una mano, la aguja se mueve en la misma dirección.

Ahora Oscar 3453 debe ser curado, es decir, esperar lo suficiente para asegurarse que no tenga burbujas de aire o rajaduras que lo debiliten. Unos días después le llegaría la hora del baño, así que Nunzio Giganti lo colocó sobre una rejilla antes de meterlo en agua jabonosa para limpiarlo un poco. Luego le dieron un baño de cobre, níquel y plata. Giganti lo seca con una manguera de aire que luce y suena como las que se usan en las estaciones de servicio para los neumáticos.

Finalmente, llega el sueño de todo trofeo: un baño en oro de 24 kilates, en un envase usado para Oscar y sólo para Oscar. Giganti entonces lo lleva al área de ensamblaje, donde Bertha Fuentes le atornilla la base recubierta de bronce, cubre la cabeza de Oscar con una bolsa plástica y lo coloca en una caja de espuma de goma, que se mete a otra de cartón para su envío.

A principios de febrero el Sr. 3453 se unirá a sus brillantes hermanos en un viaje que toman muchos fanáticos del cine: Hollywood.

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