Al menos tres millones de pasajeros que moviliza diariamente en el metro de Londres, Inglaterra, se vieron afectados ayer en el segundo día de parálisis del sistema de transporte, dado que sus empleados protestan por recortes laborales y cierres de puntos de venta de pasajes, en una disputa de alto costo para las empresas.
La paralización que comenzó el lunes redujo la actividad en la red de metro, con 151 años de antigüedad, a servicios limitados en nueve de las 11 líneas. Se brindaban servicios adicionales de autobús y transporte fluvial para los millones de afectados.
"Es inaceptable que millones de personas vean interrumpidas sus vidas por la huelga del metro de hoy", dijo el primer ministro, David Cameron, a través de Twitter.
El operador de la red de transporte público de Londres, Transport for London (TfL), dijo que miles de integrantes del personal y voluntarios fueron desplegados para asistir a los pasajeros, algunos de los cuales optaron por ir caminando, corriendo o en bicicleta a sus lugares de trabajo.
La huelga, y otro paro de tres días previsto para la próxima semana, se debe a un plan para cerrar unos 250 puntos de venta de pasajes y recortar 950 puestos de trabajo en una reestructuración que TfL dice que podría permitir ahorrar 50 millones de libras al año.
La huelga les cuesta a las compañías chicas -que representan alrededor del 99 por ciento de las firmas de Londres- unos 600 millones de libras (1.000 millones de dólares) en pérdidas de horas de trabajo, negocios y productividad.
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