No me lo van a creer, como yo no lo estoy creyendo hasta el momento, pero hay quien se arrodilla en dos corozos y me jura que la cosa es cierta.
Absolutamente cierta. Me jura una amiga que vio por televisión (algo así como la santa madre iglesia de hoy para muchos...) un informe en el cual se aseguraba que los perros, al menos cierta raza, creo que los labradores, aprendían a distinguir hasta catorce frases. Para mí, ese número fue indicioso.
Toda la vida metido en esto de los versos y lo que llaman poesía, me recordó de inmediato al soneto. Soneto, catorce versos... eso tiene un soneto reglamentario, si no lleva una cola final llamada estrambote.
En fin, que los perros conocen, distinguen y reaccionan cuando les dicen alguna de las catorce frases que sus dueños o amos o compañeros, o padres como son los amos de ahora, les han enseñado. No sé hasta dónde llegan las informaciones sobre estos perros sabios y medio poetas que apenas comenzamos a conocer en este mundo raro, rarísimo, donde hasta los canes distinguen un verso de un ladrido.
Por supuesto que este sensacional descubrimiento traerá un nuevo repertorio de nombres para los canes que no se volverán a llamar Nerón, Fifí, o Cuqui, porque para su remplazo hay que conseguirse un hermoso labrador de papada y ponerle el nombre de Pablo Neruda, Rafael Alberti, o tal vez Homero, si el amo es hombre de letras antiguas y le gusta la calidad... y por ahí derecho le podrá recitar aquello que escribió Neruda: "si dios está en mi perro yo soy dios". Locuras de la gente. Y de los perros. Y hasta de algunos poetas...
PAUSA. Dos mil quinientos años de cárcel a un sujeto en España... esas sí son "penas"...
CUMPLEAÑOS. Me sumo en este día a una cosa que no me ha gustado mucho, por repetitiva, por ligeramente anodina por... por lo que sea, no me entusiasman los cumpleaños. Algunos de ellos pueden ser buenos y hasta deseables, pero en general no pasan de ser pachangas del estrato uno al seis. En el uno y hasta en el dos, sancocho tricárnico con cilantro, y en el cinco y en el seis, mariscos y a veces una latica de caviar para ponerla por ahí para que sea admirada como una porcelana china.
Pero es que el cumpleaños del CERO, ese sí que no lo podemos perder. Primero debemos saber que el cero fue inventado en Babilonia hace dos mil trescientos años pero no tenemos la fecha exacta... Podemos, simplemente, fijarla para el primero de enero del 2300 y armamos la fiesta para conmemorar la llegada al mundo de tan severo personaje. Un personaje que lo es todo y lo es nada. Depende donde lo ubiquemos: si a la izquierda, vale menos que un votante de ese partido, si a la derecha y repetido, se pueden comparar muchas papeletas o votos para desvalorizar a la izquierda. Sentémonos a esperar tranquilamente.
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