¿Qué alguien explique por qué es que la comida en diciembre sabe y huele tan bueno? ¿Y por qué es que en todas partes hay dulces, natillas, buñuelos, postres... cosas que engordan?
Se oye en la calle y lo cuentan los nutricionistas, que por estos días sus pacientes suelen abandonar el tratamiento y le dan, más que licencias, años sabático a la alimentación balanceada. Qué el año entrante me cuido, es lo que dicen algunos.
"Se olvidan de que sí es posible disfrutar de la rica comida de diciembre sin que el esfuerzo hecho a lo largo del año desaparezca de un tirón", dice la nutricionista Elena Marín.
Y su clave es sencilla y antiquísima: "lo bueno, si breve, dos veces bueno". Es decir, comer sí, pero poco. "No es malo comerse un buñuelo o una galleta; el problema está cuando se le da vacaciones al cuidado y en una sola novena se comen 6 o 7 buñuelos", dice la experta.
La también nutricionista Magnolia Escobar refuerza lo dicho por su colega: "Lo fundamental es ser selectivo. Ver qué de lo que se ofrece para comer puede tener menos incidencia desde el punto de vista de las calorías y del control del peso".
Un asunto primordial, dice, es cuidar el tamaño de las porciones. Porque no es lo mismo un buñuelito ("que sería injusto no poder comérselo", opina Magnolia), que un par de buñuelotes.
Aprender a restar
Quienes lograron cuadrar su estilo de alimentación o aquellos que lo han intentado, saben bien de porciones y horarios. Con eso claro pues la idea es que entre tanta reunión y festejo, calculen las cantidades.
"Que lo que se vaya a comer en la noche se compense durante el día y al día siguiente. Por ejemplo, si en el almuerzo se comen dos harinas, pues quitar una para comérsela luego, en la fiesta", recomienda Magnolia.
Y al día siguiente no olvidar cuidarse. Desayunar con frutas, por ejemplo, es una buena opción.
¿Y a la hora de brindar?
En diciembre también aumentan los brindis. Y el licor, de igual forma, es un vehículo de calorías.
Una copa de aguardiente de 30 centímetros cúbicos, por ejemplo, contiene 60 calorías. Mientras que 300 centímetros cúbicos de cerveza aportan 150 calorías. Una cantidad considerable.
Por su experiencia, Magnolia recomienda mezclar los tragos. Preferir el ron con las bebidas dietéticas o con agua, por ejemplo.
"Hay que aprender a restar, para darse sus gustos, pero tampoco decir que llegó el recreo", concluye la especialista.
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