Por esas cosas especiales que tiene el fútbol, Brasil empezó sufriendo en el Mundial y terminó igual con la triste despedida 0-3 ante Holanda.
El 12 de junio tuvo que reponerse del autogol de Marcelo, en un ataque de Croacia para encontrar un resultado 3-1 con un penalti inexistente que hizo efectivo Neymar (79") y la anotación agónica de Óscar, a los 90 minutos.
Luego fue el empate 0-0 ante México el 17 de junio, que continuó el 28 en octavos frente a Chile (pese al triunfo 3-2 desde los doce pasos después de un sufrido 1-1), prosiguió el 4 de julio ante Colombia aún ganando 2-1 y tuvo su punto más doloroso el 8 con el 1-7 ante Alemania.
Brasil jamás había sido humillado así en una Copa Mundo, y se creía en una recuperación mental para una aceptable despedida, incluso con la inyección sicológica de la presencia del lesionado Neymar.
Pese a ello, Brasil no fue capaz de recuperarse del mazazo de la goleada en el Mineirao y ante Holanda ni siquiera pudo en la pelea por el tercer lugar al perder 0-3.
Los goles de Van Persie (3"), Blind (17") y Wijnaldum (91") sirvieron para ratificar el bajón futbolístico de este equipo, el más flojo en mucho tiempo. ¡Qué tristeza…
"Le pido disculpas al pueblo que nos apoyó después del 7-1. Es una tristeza muy grande, es difícil", dijo Thiago Silva tras el encuentro.
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