Llorando, con los rostros escondidos entre las manos y una desazón gigantesca que enfrió la tribuna y el camerino.
Con pena y goleados. Así se despidió del Mundial sub-20, la Selección Colombia tras perder 3-1 con México.
El equipo tuvo un buen comienzo e ilusionó como lo hizo en los anteriores compromisos, pero los cambios no le funcionaron al técnico Eduardo Lara y el equipo se puso nervioso cuando los manitos lo presionaron y le cortaron todos los circuitos.
Los jugadores terminaron llorando producto de la impotencia ante una afición que no se cansó de apoyarlos, pese a los goles de Erik Torres (37', de penalti) y Edson Rivera, quien anotó un doblete (68' y 88').
Media hora tardó en aparecer la ola amarilla en El Campín. Los hinchas de oriental le dieron vida y eso sirvió para mantener prendida la ilusión de la sub-20 con los primeros avisos positivos de Muriel y Quiñones.
Hasta que sucedió lo increíble: Juan David Cabezas empujó a Diego Reyes en el área y el penalti, luego, lo concretó Torres, a los 37.
México, que no hacía nada para marcar, se encontró con el aguinaldo de los colombianos Y para más sorpresa, mientras los dirigidos por Lara hacían figura al arquero Rodríguez con pelotazos, Ulises Dávila por poco anota el segundo de la noche.
Los rostros desencajados de los hinchas bogotanos despidieron a los equipos para el descanso, tal como al final del segundo tiempo, mientras en occidental se oyó uno que otro grito victorioso de los visitantes.
Se apagó la ilusión
La ilusión de avanzar a la semifinal volvió gracias a la aparición salvadora de Duván Zapata, quien con la complicidad del arquero José Rodríguez puso las cosas 1-1 a los 60 minutos.
Parecía que Colombia seguiría de largo, pues James apareció otra vez y el público volvió a motivar con todo. Sin embargo, otra pifia en defensa de Cabezas, que tuvo una noche falta, significó el 2-1 de los aztecas.
Un balón que debió irse a la banda fue tirado a la esquina y en el cobro apareció Edson Rivera para apagar la fiesta que estaba prendida en El Campín con un cabezazo inatajable por Bonilla (68').
A partir de ahí el técnico Lara se "enloqueció" por buscar el empate y con los cambios el combinado patrio se desordenó buscando, con más ganas que ideas, el pórtico rival arriesgando atrás.
Fue tanto el desorden en defensa, la poca claridad en el banco y las equivocaciones que México sentenció el juego 3-1 a través de un remate de media distancia para que Colombia perdiera la ilusión de seguir con vida en su Mundial.