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Rentería, el Pelé del béisbol

BORIS VILLA, QUE entrenó en la infancia al doble campeón de la Serie Mundial fue, junto a Édinson, el hermano menor del paracortos, quienes lo sacaron del fútbol. Lo consideran el rey de la pelota caliente.

  • Rentería, el Pelé del béisbol | AP, Reuters | Édgar Rentería, en plena acción en la Serie Mundial de béisbol que lo coronó como el mejor. En la llegada a San Francisco el barranquillero fue recibido como ídolo.
    Rentería, el Pelé del béisbol | AP, Reuters | Édgar Rentería, en plena acción en la Serie Mundial de béisbol que lo coronó como el mejor. En la llegada a San Francisco el barranquillero fue recibido como ídolo.
06 de noviembre de 2010
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Todavía lo recuerdan como un mocoso más del barrio Montecristo jugando chequita , con un palo de escoba en la mano y dispuesto a lanzar hasta los techos de las casas vecinas las tapas de gaseosa que le tiraban sus compañeritos.

Así fueron los primeros jonrones en la infancia de Édgar Rentería en su natal Barranquilla, donde los vecinos y profesores también conocieron las inclinaciones futboleras del reciente campeón de la Serie Mundial con los Gigantes de San Francisco, y Jugador Más Valioso.

Como lo ha reconocido siempre, Rentería gustaba más del balompié. Pero Boris Villa, tercera base de la Selección Colombia a finales de los 70 y mediados de los 80, su primer entrenador en la pelota caliente, logró rescatarlo después de año y medio de ausencia a los entrenamientos en su escuelita de béisbol. Un directivo de la Liga de Fútbol, que vivía en el mismo sector, le había echado el cuento para convertirlo en futbolista.

Su hermano Édinson, quien no veía con buenos ojos las inclinaciones deportivas de Édgar, también influyó demasiado, quizás el que más, para retornarlo a la ruta de la disciplina que le daría gloria. Cuenta que un día lo regañó fuerte y le dijo, de manera imperativa, que tenía que ser beisbolista, como él. Y así fue.

Rescate de un talento
Boris relata que el Niño Édgar Rentería llegó a batear a su semillero, con sede en el mismo barrio, a los seis años de edad. Luego de un buen período de asistencia permanente, no volvió y "tuve que buscarlo y lo motivé para que regresara al béisbol". A los 15 años el muchacho que, literalmente, tenía en el solar de su casa los estadios Once de Noviembre (Guillermo Muñoz Charria, especial para infantiles) y el Tomás Arrieta, participó con Atlántico en el Torneo Nacional de mayores en Bogotá, en un hecho sin precedentes.

"Luego comenzamos a entrenar más fuerte con él -cuenta Boris-, pues su físico y habilidad daban para llevarlo al profesionalismo".

Los scouts pusieron los ojos en él y el primero en intentar ficharlo fue el representante de los Rangers. Sin embargo, fueron Levi Ochoa (venezolano) y Holbert Cabrera, padre, ya fallecido, quienes lo ubicaron en los Marlins de La Florida, cuando Édgar tenía 16 años.

Boris evoca, entre risas, el día que Rentería se fracturó la muñeca del brazo derecho durante un partido de su semillero: "era un peladito, lo llevé a la clínica y no tenía dinero. Cuando le dije que me esperara para ir en busca de ayuda, me pidió que no lo dejara solo. Tardamos media hora para soltarlo de mis brazos".

Procedente de una familia pobre, su papá murió cuando él estaba pequeño. La mamá, Visitación Herazo, luchó con ventas para sostener a los 14 hijos. De Édgar Enrique, su segundo nombre, Boris solo guarda admiración.

Dice que a pesar de sus triunfos, no ha dejado el barrio ni a su gente. "Cada vez que viene a Barranquilla se sienta a jugar parqués y dominó con los amigos, como uno más de la gallada.

Roque Núñez (fallecido), Tony Taylor (cubano), Wálter Miranda, Alberto Agámez (periodista) y Ubaldo Salinas también contribuyeron en la carrera del 'Niño'.

Ubaldo, quien lo dirigió en los Caimanes de Barranquilla entre el 93 y 94, echa un vistazo atrás y define a Édgar como un "muchacho normal, tímido, de poco hablar y entregado a su deporte".

Nadie pensaba que llegaría tan lejos en el béisbol, pese a que siempre fue disciplinado (eso no le quita lo de mamagallista) y de buenas costumbres. "Se ha ganado la gloria en un medio tan exigente", comenta Ubaldo, al destacar los progresos de su pupilo y confiesa que tiene un vínculo familiar con la madre del s hort stop ñero.

En su rosario de elogios reconoce que "condiciones siempre tuvo" y lo señala como un "superdotado", porque sin buena educación (no terminó el bachillerato) y de familia humilde, "progresó y llegó hasta lo más alto, es el Pelé del béisbol".

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