"El único invento que ha saciado mi espíritu inventor, es la empanada de atún". Thomas Alva Edison.
Mañana se cumplen 135 años de que Thomas A. Edison lograra que su lámpara eléctrica iluminara durante 48 horas de forma ininterrumpida. ¿Cómo serían nuestras vidas hoy sin la tenacidad de este obsesivo inventor que durante su vida adulta inventó en promedio algo cada quince días?
Pero la verdad es que la ciencia es una escalera en la que posibilidad de llegar más alto se debe a los peldaños previos que permitieron ir ascendiendo. En muchas ocasiones olvidamos que lo cotidiano y ahora completamente accesible no siempre existió y pasamos por encima sin darnos cuenta lo importante que es.
Recuerdo que un día con mi abuelo Alberto Valencia, un ingeniero civil de esos que ya no hay muchos, más derecho que un riel, por algo trabajó en el Ferrocarril de Antioquia trazando futuro, veía en sus ojos azules, que no heredé por desgracia, aunque sí heredé el ser ingeniero civil, la admiración que para él que nació en la época de la vela provocaba que en su casa sonara un aparato telefónico, y me decía que teníamos que agradecer por todo lo que teníamos. Extraño a mi abuelo, pero cuando veo lo que pasó con la Carretera al Mar que él ayudó a construir, prefiero que esté con mi abuela Carmen en el cielo.
Ahora nos parecen los inventos modernos como el cenit de la tecnología, pero se nos olvida que no seríamos nada sin cosas que aunque están ahí, no somos capaces de ver. Incluso nos pasa también lo mismo con las personas que nos rodean.
Un ejemplo de lo que digo es la lista que propuso David M. Ewalt y publicó en 2.005 la revista Forbes, de 10 herramientas que cambiaron la historia de la humanidad. La lista incluye: el cuchillo, el ábaco, el compás, el lápiz, el arnés, la guadaña, el rifle, la espada, gafas, serrucho, reloj, torno, aguja, vela, balanza, olla, telescopio, nivel, anzuelo y cincel.
Seguramente nunca habrá un consenso sobre los inventos más importantes, pues dependiendo de la época y de las necesidades de las personas una cosa será más importante que otra. Para algunos el fuego, la rueda, el caballo y el arado cambiaron el destino de la humanidad, como podría elegir el biólogo Jared Diamond en su fenomenal libro "Armas, gérmenes y acero", o ¿qué dirían los jovencitos de hoy si les preguntaran si creen que había vida antes del teléfono celular?
Solo como ejercicio con su familia esta semana, en vez de amargarse en colectivo la existencia viendo noticieros adictos a los escándalos y a la estupidez bien vestida, hagan el ensayo de establecer cuáles son los inventos sin los que cada uno no podría vivir. Confieso que yo sin televisión sería como un desterrado a un planetoide deshabitado del cinturón de asteroides que existe entre las órbitas de Marte y Júpiter. Mi mamá dice que ella no le reza a la lavadora porque le da pena que las vecinas la vean y sospechen que enloqueció. ¿Cuáles son los suyos?
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