Si a veces queda difícil cuidar lo de uno, menos sencillo es guardar lo ajeno. La zona más boscosa de Antioquia sufre la ausencia de títulos de sus pobladores.
Las 338.000 hectáreas de cinco municipios del Nordeste y Bajo Cauca hacia la Serranía de San Lucas albergan la mayor cobertura forestal que queda en el departamento, un tesoro cuya protección depende de un elemento poco considerado en asuntos de bosques, biodiversidad y cambio climático: la tenencia de la tierra.
En esa región, en particular en El Bagre, Corantioquia adelanta con la Organización Internacional de Maderas Tropicales y el Ministerio del Medio Ambiente el proyecto de ordenación forestal sostenible. Isabel Correa Tamayo, abogada del proyecto, dijo que se detectó entre los moradores que la ausencia de títulos sobre los predios dificulta el acceso a los distintos programas que les permitirían progresar, en este caso de la mano de la conservación ambiental.
"La conservación tiene que basarse en la gente". El proyecto comenzó en firme en 2009. Por la disposición de la administración de El Bagre y sus gentes, iniciaron allí, en uno de los tres corregimientos, Puerto López.
De las 72.000 hectáreas de la jurisdicción, recorrieron palmo a palmo las 21.000 de ese corregimiento por fuera del área del centro poblado, hallaron 600 familias con 2.291 pobladores. Y encontraron cuatro nuevas veredas.
La gente quiere el título de propiedad, que les ha sido esquivo por una razón: la Ley 2 de 1959 cubrió el 47 por ciento del territorio nacional dentro de las siete zonas de reserva forestal, territorio en el cual el Código de los Recursos Naturales de 1974 prohibió titular para proteger el bosque, con lo que se impidió que los pobladores asentados décadas antes accedieran a servicios financieros oficiales y a los incentivos forestales y de vivienda.
Tras un prolongado trabajo con la comunidad, se radicó en el Incoder el proyecto para sustraer las 21.000 hectáreas de las áreas de reserva forestal, con lo cual se podría escriturar.
Por el derecho a la tierra es el nombre de la iniciativa construida de manera colectiva. "Para conservar la biodiversidad, hay que hacerla rentable, meterla en la economía", precisó Isabel.
Odilio Frías, de la vereda El Verrugoso, cree en la importancia de recibir los títulos para conseguir un préstamo. No se los dan porque "estamos en forestal. La tierra no es de uno, siendo que uno parece ser el dueño de ella", expresó en un video.
Puerto López es la zona más boscosa de la región. El 77 por ciento es bosque, el resto está dedicado a la agricultura y otros usos.
Hace un año en 15 fincas se estableció un modelo para ver cómo se conserva el bosque, mientras el campesino obtiene su sustento. Tienen el espacio para productos de pancoger y otros cultivos, así como para animales.
Se espera además reforestar en las zonas que han perdido la cobertura boscosa.
"Criamos gallinas, criamos a los niños, trabajamos en cultivos, barequeamos y necesitamos que nos den titulaciones de la tierra para no estar desplazados", piensa Gledis Silveth, residente en aquella vereda.
En una tierra rica en historia con algunas poblaciones negras ancestrales y en la que el ingreso promedio familiar no alcanza el salario mínimo poseer la tierra es un paso esencial para mejorar el nivel de vida y preservar la selva en un mundo que cada día necesita más de ella.
Es la hora de la gente.
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